sábado, 16 de febrero de 2013

FLORES DE CEREZO BAJO LA LAMPARA DE VAPOR DE MERCURIO



















CREO EN EL ÁRBOL

Se podría decir que tengo un árbol en el llano, o una campana
grande
budista, colgada en el vacío: 
los pájaros pequeños en una rama más alta 
se echan a volar "zas", de una vez, todos juntos 
rompiendo la red del aire, cuando yo meto la mano en el estuche
de mi cámara 
Un poco después 
caen las plumas en un pozo
se mueve al mismo tiempo la columna que ha sostenido el cielo 
mientras se ponen de punta los pelos y las ramitas del árbol 
cubiertos de los vapores fríos, porque acaba de caer la lluvia
primaveral
Miro embelesado y absorto el árbol grande y majestuoso 
a punto de emitir, si lo tocas, una campanada profunda y lejana. 
Veo temblar un campanario del universo inmenso 
sacudiéndose las luces
o unos rayos cristalinos que se meten en las gotas del agua 
Resucita estrella
Estrella única en el centro de la eternidad infinita 
Eternidad verde donde se encuentra el árbol donde llueve

Yo quisiera entrar desnudo en el árbol, cuando encuentro 
uno inmenso, para abstraerme en el hecho una prenda
de sacrificio.




FLORES DE CEREZO BAJO LA LAMPARA DE VAPOR DE MERCURIO



Florecían los cerezos 
en la cuesta del parque de Sachík 
y esto me daba tanto dolor 
que me quedé locamente embriagado 
por no poder aguantarlo más. 
Las flores brotaron del más allá
para pasear por aquí bajo la lámpara de vapor de mercurio 
para pecar, porque pecar bajo la lámpara es lo más hermoso 
que hay en el mundo
por ejemplo, para besar a quien quiera
o romper la botella de aguardiente para marcar la memoria 
de esta noche primaveral tan hermosa

Era algo así como aquel sentimiento de culpabilidad 
de que te morías 
después de tu primera experiencia de masturbación 
en tu adolescencia
Y cuando caían todas las flores de una forma horrenda 
como aquellas gotas de pecado que caían encima del excremento 
yo ya sabía 
que un día acabaría así mi vida

Ahora estoy añorando aquel pecado irrecuperable
esa luz criminal
que me dice por fin que la deje
Quisiera felicitarla, es lo único que quiero
este amor tardío
que despido hoy
y miro arriba como si fuera por primera vez
la lámpara de mercurio entre las flores de cerezo
que ha iluminado más esplendorosa esta vida mía.



Hwang Ji-woo


(Traducción: Yong-Tae Min)



Hwang Ji-woo. Poeta coreano, nació en 1952 en la ciudad de Haenam. Estudió filosofía y estética. Ha publicado los siguientes libros de poemas: Incluso los pájaros abandonan este mundo (1983); Del árbol del invierno al árbol de la primavera(1985), Yo soy tú (1987), Una flor de loto en el ojo del cangrejo(1990), El mar ilumina al anochecer (1995), Algún día estaré sentado en un bar oscuro (1998). Por su obra poética Ji-woo ha recibido los premios más importantes que se entregan en su país, entre otros, el premio Kim Sooyoung, el Sowol y el premio de la Fundación Daesan. En la actualidad se desempeña como profesor de Dramaturgia en la Academia Coreana de Teatro. 





1 comentario:

José María Pallaoro dijo...

dos hermosos poemas de Hwang Ji-woo, como hermosos también los títulos de sus libros. :)