Los 90 me agarraron
más bien sola y confundida
no recuerdo todavía
ya me vendrá
a la memoria
ningún acto
fallido
o el fracaso
la impronta de un amor
su desconsuelo
algún arrojo
el tajo
que pueda confiscarse
en el poema
Trabajé siempre a destajo
ahorré con el uno a uno
me mudé a un monoambiente
tenía vista a jardines
y un biombo separaba
el cuarto del estar
no estaba en ningún lado
ni en la
vereda opuesta
ni en esta
de este lado
cruzada con el mambo
de ser independiente
quise tener marido
no conseguí ninguno
no me casé de blanco
no me casé de rojo
no me casé de azul
me opaqué en el recuento
de cada
encontronazo
hubo meros
chispazos
chubascos
que en el chasco
del lecho se
disipan
salvando las distancias
en este
contoneo
un vaivén
o
bandeo
de boliche
en
boliche
de colchón
en
colchón
Me agarraron los 90
más bien sola y confundida
tan inocua y anodina
la existencia y el ansia
de ser otra diferente
por no andar a
contramano
de lo que hacía la gente
que fueron mis 90
aburridos por demás:
me gradué licenciada
saqué el monotributo
cobré en corporaciones
probé corporativos
fui casi un miembro activo
de privatizaciones
gasté suelas enteras
en buscar inversores
son
estas mis acciones
les
dije
me dijeron
no somos compradores
de
tamaña boquita
nos
gustan más calladas
vos
sos muy cocorita
con el eco al costado
y el mambo así
de frente
se dio lo que se daba
en los 90:
no encontré de la vida
lo que horada
concedí a los letargos
toda la hora de ensueño
y a los sueños rogaba
me dieran un estrago
un tajo más profundo
capaz de dar a lumbre
en este texto
Yo quise ser normal
en los 90
privada o estatal
pero entenada
tener gato y tortuga
armar ollas y fuentes
de paty con puré
por eso guardé aparte
cada verso
y no integré la lista
de poetas del 90
hice casi lo inverso
en ese papel de otra
que trababa
las rimas por ser cauta
sigilosa
me aboqué a la escritura
de una poesía
-cómo lo digo- pura
la serie se llamaba
la unidad convocada
hoy la hallo dispersa
como el yo allí se horada
Así me hallaron sola
los 90
al rescate de una vida
que no era
lo que el meollo de mi vida
reclamaba
debajo estaba yo
me fue triste
y en derredor de mí
nadie cantaba
me dijo Pizarnik
y al bies su sombra
también leí completa
en
los 90:
No hubo caso
hubo tal vez un tajo
pero
no hubo sed ni vaso
ni
obscenidad ni sangre
ni
tortura
que
compensen mi frívola
amargura
Eso que del balance
de los
90
el saldo da a favor
es positivo
en apariencia
los ítems que clickée
-van incluidos
vaivenes
y bandeos los chubascos
los lechos y los chascos
recorridos-
hoy
tienen su razón
y
consistencia
rimar con esta hondura
¡cruel
destino!
la
pálida blandura
en
los 90.
(Inédito)
Valeria Melchiorre
Valeria Melchiorre nació en Buenos Aires, en 1970. En poesía publicó Los dictados de la moda (Textos intrusos, 2012); La cita, en el volumen Invocaciones. Cuatro poetas en la voz del mito, junto a Enrique Solinas, Marimé Arancet y Romina Freschi (Ruinas circulares, 2012) y El hombre que soy yo en un cuadro de Francis Bacon (Textos intrusos, 2013).
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