A mamá no le gustaba
que entrara a los camarines del gimnasio:
mujeres grandes andan desnudas
tú eres pequeña.
Siempre tuve curiosidad
pero al entrar me sentí incómoda:
hermosas mujeres reían.
Intentando no mirar
deseaba desplante,
dejar mi toalla caer
descubrir mis pechos
comentar insignificancias.
Mirar cuerpos firmes resplandecer contra azulejos
figuras de senos caídos
y grasa abultada.
Y las duchas, ay, las duchas
cuando ciertas mujeres
restregaban la esponja o el jabón
o peor aún sus manos
contra sus partes íntimas.
Me paralizaba.
Volvía a casa
repitiéndome la imagen de sus manos
subir y bajar
por esas vaginas
llenas de vello.
Hacían esto con tal naturalidad
que sentía ganas de acercarme
y lavarles cuidadosamente
todos los males del mundo.
Muestra de poesía chilena reciente
en selección y notas del poeta Diego Alfaro
Palma- Edición: Vallejo & Co.
Natalia Figueroa (La Serena, Chile, 1983)
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