Mi querida Mariel
Cuando escribo de Chile no pienso en Chile como un país
/sino que escribo
otro sinónimo más de lejanía / Alguna mañanas me des-
/pierto con una
resaca semejante a una delgada línea de mar en las pestañas
/ Más allá
una muchacha amarra flores amarillas en medio del desierto
/y entre sus
piernas hay un cuaderno borroso que parece decir/ “esta
/es mi escritura
una niebla en la que apenas”/ Escribir es siempre
/decir lo mismo
/Ahora voy a escribir un verso genial/ algo digno de Yeats
/una ensoñación
/sobre una Venus que reposa desnuda en un estanque de
/peces/ pero no
precisamente de una Venus, sino más bien de una quince-
/-añera de los
barrios bajos de Santiago/ que yace violada y muerta en
/las riberas del
Mapocho/ Un surfista viaja toda su vida en un autobús
/que
de a poco se
desvanece/ a veces mira a través de la ventana el paisaje
/enormes
carteles con nombres de ciudades desconocidas/ trasladarse
/de
un lugar
/hacia otro punto/ donde el mismo viaje es un signo de
/desvanecimiento
/de continua pérdida/ Él le escribe poemas de amor porque
/no
se atreve
a decirle que la ama más que el universo/ un día decide
/mostrarle
sus
textos y ella le dice que son demasiado tontos/ no dicen nada
/nuevo
/ Toda
escritura es una especie de caída / leve/ despacio / sin
tiempo
/
cerca del
suelo la sensación de velocidad aumenta / los ojos se dilatan
/
el fotógrafo
enfoca la escena y le pide que por un momento / sólo por
/
un momento
cierre los ojos y que imagine que el breve viaje hacia
la oscuridad / no huele siempre como un ramo de flores
amarillas olvidadas en medio del desierto / En Colombia
hay cientos de mariposas de colores / en Chile de vez en
cuando la corriente del niño trae peces voladores que se
/
elevan a varios
centímetros de altura / Toda escritura es precisamente esto
/ y que salga el
sol cuando deseamos que salga el sol / y ponernos abrigos
bufandas
cuando deseamos que este mismo muera.
Muestra de poesía chilena reciente
en selección y notas del poeta Diego Alfaro
Palma- Edición: Vallejo & Co.
IMAGEN: Fotografía de Nobuyoshi Araki.
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