jueves, 5 de marzo de 2020

LOS GRANDES JUGADORES (1987)



















25

Este burro me ha hecho perder la fe en el mundo.
Tan lindo que es cuando avanza. ¡Winedrop! ¡Winedrop
pero después afloja y todo termina en desquicio.

Primaveral domingo hora quince.
Temperatura exactamente la de mi furia
por manejar boletitos de modo
que se metió Farfal por la mismísima:
perdí por cuatro cuerpos.

Ahora soy un seco padre de familia
expuesto a los lobos que me persiguen. Era
jugarle a un caballito fenómeno
y miren lo que pasó.

Volveré volveré como las oscuras
a escupir este piso e insultar
cualquier pedigree. Pasaba,
iba solamente a la florería
a comprar un ramo para una amiga de mi mujer
que falleció en domingo, pobrecita,
cuando entré al hipódromo y me jugué las flores
a las patas de un pura sangre.


17

Véanlo en su elemento. Es que sufre y le gusta
expirar en el juego atrevido.
Déjenlo que asista a sus nocturnas muertes,
nadie afecte
su libertad entendida como herirse.

Nadie toque
su libertad ni siquiera
con la hoja de un lirio. Es lógico
que todos lo miren con reprobación;
pero hay que dejarlo que se desfleme y exude
los líquidos de su imaginación excesiva.


27

Lo comprendo señor, deme la mano,
por aquí es la salida, lo acompaño a la calle.
Usted quería, claro, llevar pan a sus hijos
y la casualidad no concurrió a la cita.


Quería lucir una sonrisa hermosa o véanme,
soy tremendo,
y en cambio ha salido hediendo a caca.

Jadee nomás jadee,
póngase las manos en la cabeza para gritar: horrendo,
toy muerto;
pero si alguien le diera ya dinero
seguro correría a jugarlo.

Usted no es de salvarse porque falta
a la palabra empeñada, empezando
que no tiene salida y es mejor
vaya escribiendo su epitafio:

“Aquí descansa un tonto que murió de frío
pero nunca dejó de desabrigarse”.


13

Soy como el ignorante empeñoso
que aspira a un tesoro.
Todo lo conseguido fueron llagas
y cuanti más un ¡Ah!, como alto gozo
en la noche total, por haber visto.

Eso y tomar mujer. Ella y los niños.
El desierto por tierra prometida.
A veces un oasis pequeñísimo.

Terrible vanidad quererlo todo
y elegir el camino más difícil.
Nadie dirá, el día que me quiebre,
que pude andar en una cosa seria.

Mis amistades, comentando el hecho,
moverán la cabeza como péndulo
negándome al barrer. Así es la vida.



36

Apareció transido una mañana
cuando me levantaba para ir a la escuela.
Observé tras los vidrios que dudaba
si entrar a casa o no. Era mi padre.

De sobretodo largo arrugado
y barba en crecida. Va y le abre
mi madre. Nos sentamos
a desayunar y ni agrega esta boca es mía.

Ven que revea ese mazo, papaíto,
tu mano en cucharita temblorosa al café,
la falta de seguridad en los ojos
y el sol que apareció, no obstante
habías perdido todo según supe después.

Nunca más ocurrió y prestamente
dijiste cuidadito hijo mío,
el juego es un abrojo que se te prende
hasta dejarte desnudo.

Y desde entonces su ausencia
de sobretodo fúnebre vigila
en la puerta de todos los casinos y timbas
para que yo no entre;
pero entró nomás y a la salida

digo tenés razón viejito, perdoname.



(Tomado de: “Poesía Completa”,
Ediciones en danza, Bs.As., 2011)

Jorge Leonidas Escudero (San Juan, Argentina, 1920-2016)



NOTA BENE: Hay un poema más de este libro en una entrada anterior.



IMAGEN: Ruleta americana -Sin crédito de autor; tomada del sitio: http://www.starbaycasino.com/juego.php?nombre=ruleta-americana




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