viernes, 4 de octubre de 2024

TIEMPO PASADO (I)


NO ES PARA HABLAR DE MÍ QUE ESCRIBO
de la glicina: cayó
su lluvia ligera
azul-
violácea-
celeste.

No es para hablar de la glicina 
que la comparo con una lluvia 
y adjetivo esa lluvia.

Es para detener este momento nocturno: 
la casa en calma
y los pensamientos que ennoblecidos velan 
por un ordenamiento 
que lo abarque todo.



Detalles


Antes
cuando tu cara estaba cerca de la mía
mi mirada la recorría como se recorre un jardín
se detenía en cada detalle
-ampliándolo reteniéndolo-
una flor entreabierta
una cerrada
una hoja seca caída
una gota.
Era de esa manera como entrabas en mi vida: 
entraba tu ojo más próximo 
su color ágata
apenas bordeado por pestañas.
Entraba el perfil de tu nariz 
tu mejilla imberbe una 
cicatriz una oreja 
casi tapada por el pelo castaño 
el cuello claro.

De esos detalles estaba 
hecho mi amor.
Y mi amor me rodeaba
como un collar rodea una garganta.

Ahora
cuando al atardecer oyendo 
cantar a las chicharras toco
mi cuello ya no está el collar.
Recuerdo aquel jardín:
es un jardín que ya no tiene patria.



LA EXPERIENCIA DE LOS OTROS



Dos poemas sobre Emily Dickinson


SI TUVIERA PAPEL BLANCO
si tuviera la mano fina
si tuviera un lápiz en la mano
si fuera la dueña de un
pequeño escritorio junto a la ventana.
Si en los vidrios de la ventana 
reviviera el paisaje.
Si mi escritorio fuera de madera vieja y opaca.
Si sus cajoncitos tuvieran pequeñas llaves...

Un vestido antiguo -tan cómodo
pese a la complejidad del modelo-
y -como deslizándose- al borde del escote severo
antes del nacimiento de los senos
un camafeo sujeto por dos angostas
bandas de terciopelo...

Emily Dickinson 
mojigata
jugueteando con el camafeo: 
la dureza del material 
entre los dedos algo húmedos 
de sudor.
La mano fina
con dedos algo húmedos de sudor 
por el calor de la siesta 
abriría la ventana.
Y como el paisaje estaba ya en sus vidrios 
el cuerpo -inclinado sobre el pequeño escritorio-
se asomaría -por así decirlo-
un poco al vacío.

Veleidosa contemplación del convaleciente 
el hacia fuera 
y el adentro 
unidos.
La mano fina tomando el lápiz 
y sobre el papel blanco 
escribiendo.

(Del libro "El hada que no
invitaron"
Obra poética reunida
1985-2016,
Bajo la luna, 2023)
Estela Figueroa (Santa Fe, 1946-ibidem, 2022)


IMAGEN: La poeta Emily Dickinson.



 

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