De una
sangre animal el rastro espesa
su danza de
sanvito la cubeta.
Así de un
corazón que fue festivo
por cada San
Genaro semen seco.
La foto cabeza abajo
y en el cajón una trenza.
Ombliguero entre venéreas reliquias
llevo tu lengua en la mano.
Ante
incendiado altar de amor
no
hay pierna en la baraja de la mano.
Reina
de Corazones (bien lo sabes):
bajo
esa manga un as es nada.
Te acuestas con una muerta
leyendo en Proust tu Fugitiva.
Te vas en seco al sueño
cuestabajo camposanto de Carpaccio.
Si roja raja
sangra en pobre lienzo
en la
aceitada sed o en el vado
sombras
suele vestir el bulto vello:
botella rota
zanja ese baldío.
Ni hueso por roer ni
vena o ganglio,
pezón o hueco ni empalado miembro
en la batalla del decir gangoso
lo que bien amas permanece, queda.
Peregrinas momia sonámbula comisas
del sueño del decir "mi casa" y "ésta era".
Aquí la enredadera. Aquí una sábana tajeada.
Te envolvieron tapándote la boca.
Llama al amor la sombra que carece
cuando sobre una vela se pasea
dulce cuerpo soñado que se incendia.
En la hojalata hueca
del exvoto
queda la dádiva
grabada, filigrana:
Los muertos no
se velan a sí mismos
(Fragmentos de los fragmentos
de su libro "Exvotos", Último Reino,
Bs..As., 1990)
*****
EN LA BIBLIOTECA
LA MUJER
Hay un goce
de ella del que ella, tal vez,
No sabe
nada.
Jacques
Lacan
Hay un goce de ella,
de ese ella que no existe
y no significa nada.
Hay un goce de ella
del que ella tal vez no sabe nada.
Sólo lo experimenta
y eso sí lo sabe.
Lo sabe (claro
está)
cuando éso
sucede.
Eso no les sucede a
todas.
ANIMALES EN LA CASA
PAPAGAYO I
Modula en canto gregoriano
sobre el eje de la palabra papa.
Pero su bisilábico es otro.
Carece de aliento para lo que no sea
repetición de una palabra falaz.
Su sabiduría consiste en no decirla,
derivarla.
Su error: afilar el pico en un alambre,
lastimar su lengua.
No puede hacer otra cosa:
tríos cantábiles con violín y piano
o acompasar sus contrarios a la manera de Schubert:
conmovedores cuartetos, quintetos.
Jamás sonará en "La Trucha".
Edgardo Russo
Edgardo Russo (Santa Fe, Argentina, 1949) librero, escritor,
traductor y editor de una importante trayectoria. Fue director editorial de El
cuenco de platavbnm, de la editorial de
Adriana Hidalgo (1999-2002) y de Interzona (2003). Entre sus libros de poemas,
podemos citar: Reconstrucción del hecho (1989, Premio Fondo Nacional de las
Artes, poesía), Exvotos (1990, poesía), Landrú por Landrú (1991, biografía), La
historia de “Tía Vicenta” (1992, ensayo), Cómo se escribe una novela (en
colaboración con Leopoldo Brizuela, 1992, ensayo), Cómo se escribe un poema (en
colaboración con Daniel Freidemberg, 1994, ensayo), Guerra conyugal (1999,
novela). Algunas de sus traducciones
son: W. H. Auden, La mano del teñidor (Adriana Hidalgo). George Steiner,
Extraterritorial (Adriana Hidalgo y Siruela). Harold Bloom, La compañía
visionaria: Wordsworth, Coleridge, Keats (Adriana Hidalgo). Henry James, La
protesta (El cuenco de plata). En 1988
participó de la fundación de la editorial de la Universidad del Litoral. En los
años 90, ya viviendo en Buenos Aires, trabajó para la editorial El Ateneo y
dirigió las colecciones que publicaba; como asimismo las de Espasa Calpe. Fue también autor de diversos ensayos. En su
oficina de la editorial Cuenco del Plata, murió de un infarto en 2015.
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