domingo, 19 de septiembre de 2021

CUERPOS CON MÚSICA DE FONDO (Extractos)


 










hay un espacio y un tiempo
en que se escucha por primera vez una música
y el momento resulta sublime
pero sabés que llega antes o después de algo
omitiendo el Universo toma cuerpo un ritmo pesante
y nos lanzamos con todo lo selecto
y caemos a plomo mientras el aire ni siquiera parpadea
¿acaso se trata de una quietud marfilina?
acordate de que el bosque está siempre visible
en 1912 Schönberg sacó del arca de sus dones
una nota desnuda, el efecto
pulsa las cuerdas altas del viento
dejando que los tonos bajos definan otras cosas
y el miedo hasta en una brizna de polvo
o en el vuelo confuso de un pájaro
la debilidad reciente
comprueba que todo se repite
y si soñás con una bengala en la oscuridad
es probable que tu nombre
desaparezca con el resplandor
 
***
 
¿importa que lleguemos
reducidos hasta la desaparición del sonido?
lo que podría ser un paisaje
representa una coerción de uniformes
en contrapunto a una música de supervivencia
quién no querría morir en su casa
PERO EL INTENTO DESESPERADO
PARA CREAR LO IMPERECEDERO
se diluye entre los brillos de una belleza efímera
Schönberg sin embargo pactó con el Cosmos
escribiendo un poema vocal
para confirmar que aún
existe el bosque
 
 
 
IMAGINERÍA HORIZONTAL
 
7
se mira en el cristal de una vidriera
para revisar el largo del vestido
que le llega a los tobillos o, mejor, hasta los pies descalzos
¿quién más viva
con la muda templanza de su resplandor? se menea
como esos juncos cercanos al mar
sabe que la belleza y el deseo van de la mano
–uñas craqueladas como azulejos sevillanos, siglo XV– si no
no hubiera logrado lo que ahora es
una flor o fruto de época
que duerme en bancos de una plaza
en días de niebla la oblicuidad de la luz
le confiere originalidad
su arrojo espontáneo, no forzado
para nada es un elemento en contra
sino la mejor cara de una urbe
cuando se guarda estilo
 
***
 
ritmo y percusión, coral al aire libre, nadie
proviene de una mansión suburbana
¿qué querés hacer que no hiciste hasta ahora?
este crepúsculo no desaparece por la niebla
la fiesta sigue y se hunde entre los tilos, tilitos
¡carissimi, cuidado con la belleza
en una carreta de asnos!(5) ni tan alto ni tan bajo
que Ícaro indócil haga uso de sus dones
hacia la luz de la verdad
de modo que los pájaros desplieguen su cortejo a cielo abierto
confiriéndole un tono nuevo a la poesía
¡todo el poder a los pájaros!
aun considerando la ósmosis personal
es lo que el ágora te deja, además de bombos exaltados
por crestas de plata bajando del cielo
proponemos que esta música
sea premiada al terminar la noche
 
(5)  Ezra Pound
 
***
hay muchas orillas
entonces se descubrió la nuestra
ancha y terrosa
el sol con sus rayos exfoliantes aumenta su extensión
que los árboles dejen de nacer en el agua
o el río diga lo que sabe
de la semioscuridad a la oscuridad olor a puerto
cuerpos con ondulante música de fondo
rematan el conjunto local
una casa puede ser un cabotaje abandonado
entre aceites y hollines
no hay mucho que hacer por aquí
pero quien se acerca al lugar por alguna circunstancia
no verá palazzi con cornisas leonizadas sino hasta
algo más complejo que un pez
colgando de una rama
y aunque a cierta hora los relieves amorfos
se vuelvan más flexibles
jamás conocerías un paisaje como este al
salir de tu casa, si no fuera que cualquier ciudad
–quien haya sido el autor de su trazado–
y especialmente de noche
puede ser una orquesta con
sostenido coro de olas
De: Cuerpos con música de fondo
El jardín de las delicias (2019)
 

Rita Kratsman



Rita Kratsman nació en 1940, en Buenos Aires, ciudad en la que reside. Integró el taller de pintura de Demetrio Urruchúa (1956-1962), el taller de teatro-danza (método Susana Milderman) en el Instituto Creig (1985-1989) y el taller de poesía coordinado por Arturo Carrera y Daniel García Helder (1992-1996), y cursó Historia General del Arte en el Museo Nacional de Bellas Artes (2016-2017). Es corresponsable, con Susana Anfossi y Andrea Calabró, de la selección, introducción y traducción de la antología poética Una hora existe, de Franco Fortini, editada en 2007. Publicó entre 1991 y 2019 los poemarios El hoyo de este grito, Color y sepia, El cuaderno de Amanda/Señora mariposa, El lugar, Giverny, Tornasol y Cuerpos con música de fondo. Textos suyos se difundieron, por ejemplo, en las revistas El Perseguidor y Diario de Poesía. Participó presentando ponencias en congresos realizados en las provincias de Chubut, La Pampa y Entre Ríos. Obtuvo, entre otras distinciones, el Primer Premio del Tercer Concurso Nacional de Poesía organizado por la Asociación de Mutuales Israelitas Argentinas (Amia), en 1989.
(Biografía tomada de la página "Letralia", de una entrevista realizada por Rolando Revagliatti)





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