MAR DEL PLATA
3
Hay un cuadro de Hopper
que me recuerda caprichosamente
la ciudad en que nací.
Ventanas en la noche.
En primer plano, por efecto de la luz y la sombra,
una cadera de mujer y un codo
indican un brusco movimiento
que una de las ventanas recorta.
Es una historia que no necesita
principio ni fin.
La ciudad insiste en aparecer
en la tela del pintor.
También, para mí,
he creado mi propia tela.
No existió antes ni después.
El inmigrante y el desterrado
me entienden.
El turista
nunca ha llegado a estas playas.
9
Debería hablar sobre el mar,
el que le da nombre a la ciudad
tanto como que la niega.
El mar -decir, por ejemplo- respira.
Suben y bajan, apoyados, tres patos marinos.
Y sobre el ronquido de su sueño
se sostiene el insomnio del pescador.
No está un marinero pensando en las playas
de un vago, lejano, brumoso país...
Me viene en cambio, la imagen del pescador.
De su espera larga, en la escollera.
Horas bajo el farol, horas de termo y de radio.
Y el brillo de unos ojos muertos
que traducen la incógnita de otro mundo.
No es el mar, sino una caña en el tiempo.
Debería hablar sobre el mar: El que da nombre
a la ciudad tanto como que la niega.
Decir algo así como Fogwill dice:
Pero no hay mar: el mar es solo ausencia
en la sílaba mar: pasa el sonido
y queda el hombre frente a un mar que inventa.
Es cierto, no hay sino un invento.
Y sólo, fuera del lenguaje,
es posible que lo miren y que lo vean.
de la Plaquette:"Mar del Plata";es Pulpa, 2023Gentileza del autor.
Osvaldo Picardo (Mar del Plata, 1955)
IMAGEN: Edward Hooper "Ventanas en la noche"
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