los ojos se tensan
se cierran
sobre el alma adolorida
apenas una línea
en un espejo cansado
que se pierde
sin poder decirlo
puertas cerradas
sobre la memoria perdida
del amor
ay
no poder
a veces
mostrar
el verdadero rostro
las puertas y ventanas
se cierran
apenas pueden
inútiles
proteger
lo que quedó adentro
en la sala oscura
unos rayos improbables
y el aire quieto
que apenas busca
el sonido perfecto
de la paz
un muro
de lamentos seculares
o solo de quejas
se rompe
una fisura
suficiente
para anegar
la casa
ahogarla
en la impotencia
todavía queda un poco de aire
un globo rojo
un puñado entre los dedos
alcanza para el resto del viaje
creo
o espero
la promesa de lo incomprensible
sobre los hombros
como una manta raída
llena de agujeros
en el invierno blanco
y helado
(Envío de Alberto Cisnero)
Dolores de Elizalde
Dolores de Elizalde. Es licenciada en Letras (UCA) y se dedicó a la docencia universitaria y secundaria en Literatura comparada lo largo de 35 años. Coordinó talleres de lectura. La escritura es un hábito mayormente privado: tiene una vasta obra inédita de poesía y cuentos, y una novela policial en progreso.
“El lugar de mi quietud” (Barnacle, 2024) es su primer libro de poesía publicado.
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