CANCIÓN DE OTOÑO
Otro año que se va, dejando por todas partes
restos ricos, especiados: parras, hierbas,
frutos sin comer que se pudren entre lo húmedo
de las sombras, elementales otra vez
en esta singular isla
del verano, este Ahora, que es ninguna parte
excepto bajo tierra, fermentándose
en un castillo negro, subterráneo,
de invisible misterio - raíces, semillas cerradas
corrientes de agua. Intento recordar
todo esto cuando la medida del tiempo
arde dolorosamente, por ejemplo cuando el otoño
se enciende por fin, bullicioso y como nosotros
anhela quedarse - cómo todo vive, mutando
de una imagen brillante a otra, para siempre
en esta tierra fugaz.
LAS GARZAS
Cuando el camino se cerró
definitivamente,
entre hojas resecas
y ramas caídas
entre arbustos enredados,
seguí adelante. Al final
ya no pude
resguardar mis brazos
de las espinas; pronto
los mosquitos
me notaron, transpirada
herida, y vinieron
girando, zumbantes.
Así fue como terminé
al borde de esta laguna:
oscura y vacía, excepto
por unos pocos
despintados juncos
allá por la ribera
los cuales, al mirarlos bien,
se convirtieron en
tres garzas -
¡un baño
de fuego blanco!
Incluso medio dormidas
tenían fe en este mundo
que las había creado
-inclinadas hacia el agua,
estoicas, seguras,
de acuerdo a la ley
de su fe sin lógica,
desplegaron sus alas,
delicadas, para abrirse paso
entre toda aquella oscuridad.
POEMA FRÍO
Frío.
Casi al filo. Casi
insoportable. Las nubes
se agolpan allá arriba, se condensan
en el norte del oso polar.
Esta mañana parte-árboles
sueño con sus huellas enormes,
el sebo salvador.
Pienso en el verano, su fruta espléndida,
flores entre bayas, hojas,
las manos plenas de semillas.
Tal vez el frío sea esto, sea el tiempo
en que medimos el amor que siempre tuvimos, en
secreto,
por nuestros propios huesos, el duro y filoso cuchillo
del amor
por este cálido río del yo, más allá de todo; tal vez
signifique esto, belleza
del tiburón azul viajando hacia la torpeza de las focas.
En el tiempo de la nieve,
en el frío inmensurable,
nos hacemos crueles pero honestos; nos
mantenemos vivos,
si es que podemos, recogiendo uno tras otro
los necesarios cuerpos de los otros, tantas
flores aplastadas y rojas.
NOVIEMBRE
Noviembre, y entre miles de hojas dispersas,
las flores revientan en la oscuridad -
orquídeas, anémonas. Las abejas
las livan y yo también, para recolectar
su miel espiritual. Dócil y muda, pero suya
la certeza profunda de que también esta existencia
este sentido de bienestar, el florecer
del cuerpo físico - viaja
cerca del núcleo del milagro del que todo
es parte, y es tan buena como
un poema, una plegaria y también puede volver
luminoso cualquier rincón oscuro de la tierra.
EN EL BOSQUE BLACKWATER
Mirá, los árboles
están convirtiendo
sus cuerpos
en pilares
de luz,
entregando su rico
perfume a canela
y plenitud,
los alargados pompones
de las totoras
estallan y se alejan flotando sobre
la espalda azul
de las lagunas,
y cada laguna,
no importa cuál es
su nombre, es
innombrable ahora.
Cada año
todo
lo que alguna vez
aprendí en mi vida
me lleva de nuevo a esto: los fuegos
y el río negro de la pérdida
cuya otra orilla es
la salvación,
cuyo sentido
nunca nadie sabrá.
Para vivir en este mundo
tenés que ser capaz
de tres cosas:
amar lo que es mortal;
abrazarlo
contra tus huesos sabiendo
que tu propia vida depende de esto;
y, cuando llegue el momento de soltarlo,
soltarlo.
LOS CIRUELOS
Tanta riqueza flotando
entre las ramas del verano y dentro
del cuerpo, ¡y arrastrada al interior
de los cinco ríos! Desorden y asombro
inquietan tus pensamientos y tu corazón
reclama descanso pero no
sucumbe, no hay nada
más prudente que inundarse los sentidos. El placer
es un sabor antes
que cualquier otra cosa, y el cuerpo
puede vagar por horas devorando
los momentos importantes. Escuchá,
la única forma
de atraer felicidad hacia tu mente es llevarla
primero al cuerpo, como
pequeñas ciruelas salvajes.
(Del libro "Primitiva
Americana",
Caleta Olivia,2024)
Mary Oliver
(Traducción de Natalia Leiderman
y Patricio Foglia
-Edición no bilingüe-)
Mary Oliver nació y creció en Maple Hills Heights, un suburbio de Cleveland, Ohio, en 1935 y murió de cáncer en Florida, en 2019. Ella se retiraba de un hogar difícil a los bosques cercanos, donde construía chozas de ramas y pasto y escribía poemas.En la década de 1950, asistió a la Universidad Estatal de Ohio y al Vassar College, aunque sin llegar a graduarse. Vivió en Provincetown, Massachusetts durante más de cuarenta años.Como joven poeta, Oliver estuvo profundamente influenciada por Edna St. Vincent Millay y vivió brevemente en la casa de Millay, ayudando a Norma Millay a organizar los papeles de su hermana, tras su muerte. Su pareja, Molly Malone Cook, fue su agente literaria durante toda su vida. Contemporánea de Sylvia Plath y Anne Sexton, su obra recoge el tono de canto y celebración de la naturaleza en la línea de Walt Whitman o Thoreau. Se popularizó en el mercado de lectores estadounidenses con la obra American primitive, al recibir el premio Pulitzer en 1984.Sus últimos libros incluyen A Thousand Mornings (2012), Dog Songs (2013), Blue Horses (2014), Felicity (2015), Upstream: Selected Essays (2016) y Devotions: The Selected Poems of Mary Oliver (2017).Sus temas principales siguen siendo la intersección entre el mundo humano y el natural, así como los límites de la conciencia y el lenguaje humanos para articular dicho encuentro.
IMAGEN: Mary Oliver, photo by Molly Malone Cook
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