XX
entre nacer y morir
me voy quedando sin orillas
como el panadero
por el soplo
cada uno de mis pelos se alarma
se desprende con semillas que alejan
desconsuelo y risas
¡es ahora panadero! ¡es ahora
en que el viento nos deshace
que nuestras almas bailan!
XXIII
esta desesperada delicadeza de vivir
bordeando los nombres de las flores
de un jardín que desaparece
esta cortesía de la penumbra
que vela y devela lo justo
para resguardar una voz que se levanta
encorvada por su larga pregunta
esta paciencia resbalosa del cielo
en el que todo se desliza
y se pierde en la callada inmensidad
esta piedad humilde de los días y las noches
que aran la tristeza remueven sus clavos
separan una y otra vez
las tablas de la cruz
que en mí se forma
XXVI
te confío no lo que digo
sino lo que siembran entre líneas los pájaros
el peligro radiante de la belleza
la danza de los rodeos del río
te confío el espanto de los pescadores
que muerden el anzuelo
también yo tengo un anzuelo
clavado en el paladar
por eso cualquier cosa que diga
se la llevará el mar
se la llevará el olvido
te confío la madeja que rodó
del regazo de mi madre
el camino delicado de su hebra
seguirá deshaciéndola
hasta que la punta (que nunca vi)
a mi muerte
se anude
XXXII
la vejez es algo que nunca imaginé
quizá porque siempre estuvo en mí
junto a mis otras edades
ella no va a imponerse sobre las otras
veo que sus manos huesudas
toman la mano de una muchacha joven
que alguien soltó hace mucho
y andaba perdida desde entonces
en mi despaciosa y vieja soledad
LIX
cuando abrí la ventana oscura
encontré mi cuerpo separado
del gran cuerpo sin bordes
que yo sintiera temblar en todas partes
ningún amante tocó ese cuerpo que tuve
y perdí en el desguazadero
pero me vieron pasar unos caballos
y levantaron las orejas de las palabras
rápidas me rodearon
sus patas nerviosas
dispuestas a saltar
del cuerpo cercenado
a mi cuerpo verdadero
LX
algo brilló
una súbita algarabía
es mi mejor momento
-me atrevo a decir-
se habían ido las cuatro letras del amor
y ahora vuelven a reunirse
multiplicadas trashumantes
ahora el amor tiene tantas letras
como cosas vivas
con las que tropiezo o sueño
una dichosa turbación el amor
deslumbra y me abriga
contra el viento desolado
que no ha cesado de soplar
CX
no me cuentes la historia de tu vida
sólo los pormenores esas cascarillas
que escapan de la trama de los sucesos
ligados por un hilo grueso arrogante
contame los sobresaltos de una dicha
aunque ella rápido esconda la punta de su
hebra
no rememores las dentelladas del desamor
no rememores lo que hubo de suceder y no fue
contame la vida que bulle en tus fallas
las revueltas del viejo molino
cómo mezcla tus lágrimas al agua de los
sueños
contame si escuchaste el mar
cuando alguien vino de otro siglo
sólo para darte la palabra lucero
contame sobre el nudo que soltaste de la
historia
de su estaca y cómo arrojaste
una miríada de preciosos detalles
semillas de las que brota algo
que quizá no alcances a conocer
pero cambia los acordes de tu memoria
y suena otra música
una que hace bailar tus palabras
en mi oído
(Del libro homónimo,Hilos Editora, 2024)
Dolores Etchecopar
Dolores Etchecopar nació en 1956, en Buenos Aires, Argentina. Publicó los siguientes libros de poesía: Su voz en la mía (Ediciones Corregidor, 1982), La tañedora (El Imaginero, 1984), El atavío (El Imaginero, 1985). Notas salvajes (Editorial Argonauta, 1989), Canción del precipicio (Grupo Editor Latinoamericano, l994-) El comienzo (Hilos Editora, 2010), El cielo una sola vez (Hilos Editora, 2016), El deslumbramiento (Hilos Editora, 2019), y una antología de su obra: Oscuro alfabeto (Ruinas Circulares, 2012); su poesía integra numerosas antologías nacionales y de otros países del mundo. Fue integrante del Colectivo de Acción Poética El pez que habla, en el que se exploraron nuevas modalidades de la oralidad en la lectura de poesía. Desde el año 2010 dirige Hilos Editora, sello de poesía, en las tapas de cuyos libros aparecen algunos de sus dibujos y pinturas.
Pueden LEER más poemas en entradas anteriores.

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