La mujer sigue siendo gata y pájaro.
O, en el mejor de los casos, vaca.
F. Nietzsche
I
un caballo
en la pampa
de papel
nervioso inquieto
movimiento
del sonido
sin parar en la noche
en el desierto pozo oscuro
el eterno
II
en el inmenso sitio pampa
un caballo
de luz un espejismo
fluyendo
sin parar
llama de coces voces
ese torrente
ese sonoro
llamado
caballo
III
un modo de montar
cuando fundo la palabra
confundo caballo con
jinete: una sola cosa
cuando la cosa sólo
es una: el modo
la manera de montar
un oscuro caballo
cuando sola y mortal
confundo
la montura y fundo
el eterno
caballo del fluir
cuando una sola cosa
IV
pobre mortal montura
que al eterno caballo
del fluir enamora
y se adormila con la luz
arena diamantina
de su ingenua oscuridad
V
triste yovaca
gimes tu condición
de alverre: dar
vueltas y vueltas
la que no fue
alrededor de la casa
de la pampa oscura
la que no pudo
ser la que no
alverre vaca
VI Caída
de la tara del árbol
de la duda
vaca yendo
a su suelo de tierra
a su lugar
cayendo
va cavando el
suelo de la tara de
su tierra dura
duda y abierta herida
en su cavar: hueco
que va llenando
lleno por donde vaca
yendo herida
abierto cielo de su herida
desierto suelo de su dolor
sentido
duelo consuelo
a su vacar que a cábala
llenando
valle nando
VII MUERTE DE
LA VACA ANCESTRAL
caen de mi cabeza
las cenizas que a tu vientre
sepultan
lluvia es el tiempo leve
levísima la furia
que de caer no deja
sobre las teclas bizcas
de tu batón
un desierto se traga
tus tripas cantarinas
la tierra se abre así
mortal cerrojo
de telones rasgados
y yo escucho crujir
en los papeles
tu mugido final
2
Yo vi jugar al ciego de
Baudelaire.
Vi cómo levantaba
sus ojos hacia el cielo.
Al ciego vi como si yo me viera
escarbar en la cuenca
vacía de un bolsillo.
Y las cejas finitas
de la polaca más famosa
en la Isla Maciel
como si fueran mías
alzarse vi hacia dios.
Pecadores y justos
en un libro de calles
dispersas
una madre cantaba: vaite
a lavar, porcona,
vaite a lavar”.
Era la mía yo la vi.
3
infinitas agujas alzan
las costureras
para coser el ruedo
del reino
de los cielos
creo en la gran gallina
viuda de toda
madre
creo en
la Ponedora
purísima del casto
huevo celestial
estrofas de su estola
de mi destierro
maman
telarañas del peso
de la culpa
caen
en la frase
el alma se me vuela
por la boca
el cuerpo se me pudre
hay hueco en el vacío es
la pérdida intacta
de las que
aúllan como yo
porque nunca
llegaron a incubarse
(Del llibro::
Poesía reunida,
Hilos editora,
2023)
María del
Carmen Colombo
María
del Carmen Colombo (Buenos Aires, 1950). Integró el Grupo de Poesía El
Ladrillo. Ha publicado: La edad necesaria (1979); Blues del amasijo
(1985); Blues del amasijo y otros poemas (1992; reedit. 1993); La
muda encarnación (1993, reedit. 2006); La familia china (1999,
reedit. 2006, 2012, reedit en Chile, 2016); Los sueños del agua ( 2010,
poesía para niños); Antología (Fondo Nacional de las Artes, 2016). Además
publicó: "Bulín”, poema ilustrado (En Editora -Esteban Mellino-, 1976),
'Santo y seña”(l984) y "Folletín” (1998). Publicó, en narrativa: El
cuaderno de música (2016), y una plaquette, "El país del miedo”
(2016). Ha recibido, en otros, el Primer Gran Premio de Poesía V Centenario
(1992) y Mención Especial Premio Nacional de Poesía, Producción 1996-1999
(2005)-Integra antologías de poetas argentinos editadas en el país y en el
extranjero, entre otras, Puentes/Pontes (Fondo de Cultura, 2003) y 200
años de poesía argentina (Alfaguara, 20I0). Colabora en diarios y revistas.
Integra el Consejo Editorial de Hilos Editora. Desde 1980 coordina talleres
literarios.
Pueden LEER más poemas en entradas anteriores.
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