jueves, 11 de diciembre de 2025

LA MUDA ENCARNACIÓN


La mujer sigue siendo gata y pájaro.
O, en el mejor de los casos, vaca.
F. Nietzsche

I


un caballo
en la pampa
de papel

nervioso inquieto
movimiento
del sonido
sin parar en la noche

en el desierto pozo oscuro
el eterno


II

en el inmenso sitio pampa
un caballo

de luz      un espejismo
fluyendo
sin parar

llama de coces      voces

ese torrente
ese sonoro
llamado
caballo


III

un modo de montar
cuando fundo la palabra
confundo caballo con
jinete: una sola cosa

cuando la cosa sólo
es una: el modo
la manera de montar
un oscuro caballo

cuando sola y mortal
confundo
la montura y fundo
el eterno
caballo del fluir

cuando una sola cosa


IV

pobre mortal montura
que al eterno caballo
del fluir enamora

y se adormila con la luz
arena diamantina
de su ingenua oscuridad


V

triste yovaca
gimes tu condición
de alverre: dar

vueltas y vueltas
   la que no fue  
alrededor de la casa
de la pampa oscura

   la que no pudo

ser la que no

alverre vaca


VI Caída

de la tara del árbol
de la duda
vaca yendo
a su suelo de tierra
a su lugar
cayendo
va cavando el
suelo de la tara de
su tierra dura
duda y abierta herida
en su cavar: hueco
que va llenando
lleno por donde vaca
yendo herida
abierto cielo de su herida
desierto suelo de su dolor
sentido
duelo consuelo
a su vacar que a cábala
llenando
valle nando

 

 

VII MUERTE DE LA VACA ANCESTRAL
 
caen de mi cabeza
las cenizas que a tu vientre
sepultan
 
lluvia es el tiempo leve
levísima la furia
que de caer no deja
sobre las teclas bizcas
de tu batón
 
un desierto se traga
tus tripas cantarinas
 
la tierra se abre así
mortal cerrojo
de telones rasgados
 
y yo escucho crujir
en los papeles
tu mugido final
 
 
 
 
 
2
 
Yo vi jugar al ciego de Baudelaire.
Vi cómo levantaba
sus ojos hacia el cielo.
Al ciego vi como si yo me viera
escarbar en la cuenca
vacía de un bolsillo.
 
Y las cejas finitas
de la polaca más famosa
en la Isla Maciel
como si fueran mías
alzarse vi hacia dios.
 
Pecadores y justos
en un libro de calles
dispersas
 
una madre cantaba: vaite
a lavar, porcona,
vaite a lavar”.
 
Era la mía yo la vi.
 
 
3
 
infinitas agujas alzan
las costureras
para coser el ruedo
del reino
de los cielos
 
creo en la gran gallina
viuda de toda
madre
 
creo en
la Ponedora
purísima del casto
huevo celestial
 
estrofas de su estola
de mi destierro
maman
 
telarañas del peso
de la culpa
caen
en la frase
 
el alma se me vuela
por la boca
el cuerpo se me pudre
hay hueco en el vacío es
la pérdida intacta
de las que
aúllan como yo
porque nunca
llegaron a incubarse
 
  
(Del llibro:: Poesía reunida,
Hilos editora, 2023)
 
María del Carmen Colombo

 

 María del Carmen Colombo (Buenos Aires, 1950). Integró el Grupo de Poesía El Ladrillo. Ha publicado: La edad necesaria (1979); Blues del amasijo (1985); Blues del amasijo y otros poemas (1992; reedit. 1993); La muda encarnación (1993, reedit. 2006); La familia china (1999, reedit. 2006, 2012, reedit en Chile, 2016); Los sueños del agua ( 2010, poesía para niños); Antología (Fondo Nacio­nal de las Artes, 2016). Además publicó: "Bulín”, poema ilustrado (En Editora -Esteban Mellino-, 1976), 'Santo y seña”(l984) y "Folletín” (1998). Publicó, en narrativa: El cuaderno de música (2016), y una plaquette, "El país del miedo” (2016). Ha recibido, en otros, el Primer Gran Premio de Poesía V Centenario (1992) y Mención Especial Premio Nacional de Poesía, Producción 1996-1999 (2005)-Integra antologías de poetas argentinos editadas en el país y en el extranjero, entre otras, Puentes/Pontes (Fondo de Cultura, 2003) y 200 años de poesía argentina (Alfaguara, 20I0). Colabora en diarios y revistas. Inte­gra el Consejo Editorial de Hilos Editora. Desde 1980 coordina talleres literarios.

Pueden LEER más poemas en entradas anteriores.  


 

No hay comentarios: