Desde una gradería de oro —entre los cordones de seda, las gasas grises, los terciopelos verdes y los discos de cristal que se oscurecen como bronce al sol—, veo a la digital abrirse sobre un tapiz de filigranas de plata, ojos y cabelleras.
Piezas de oro amarillo sembradas sobre el ágata, pilares de caoba soportando un domo de esmeralda, ramilletes de satén blanco y de finas varas de rubí rodean la
rosa de agua.
Como un dios de enormes ojos azules y formas de nieve, el mar y el cielo atraen a las terrazas de mármol la muchedumbre de jóvenes y fuertes rosas.
(De: Iluminaciones)
Arthur Rimbaud (Francia, Charleville, 1854-Marsella, id., 1891)
(Traducción de Cintio Vitier)
1 comentario:
asiduo visitante del paraíso, este muchacho...
qué cosa más linda eso del cielo y el mar como un dios de ojos azules!!
gracias.
bea
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