Perfume de señora ausente
Yo soy su episodio más destacable
De pie
Genéticamente inaccesible
Mi padre
Obtiene la vejez
Según él, un incidente menor
Manchas
Voy a erigirme
Una estatua
Únicamente
Para contradecir aquello
De que sólo los que vencen
Construyen
Monumentos
Duelen las palabras donde digo silencio
Las horas más lentas eligen la noche
El deshielo marchita y yo soy su paisaje
¿Cómo podré defenderme del agua?
Arenaque
Si cuando mi pie tropieza la luz no lo rescata,
entonces, es como si nunca me hubiese caído.
Pensar en no pensar. Esa es la cuestión.
Los pocos que somos nos vemos los anversos
y aveces ni eso.
Ahí es donde el afecto cuida la simbiosis.
Sin embargo, uno bien puede ser único.
Ser el único y el mejor público de uno mismo.
Sólo hay que saber cuándo dejar de mirar.
Saber ser público púdico.
Respetable púdico.
(las impudicias y el cinismo se presienten
a no ser que uno sea primerizo y está claro
que uno ya no lo es, no a esta altura)
Y así se siente y así se actúa. Sin querellas ni
Pompeyas virulentas, ni jugos, ni manifestaciones.
Apenas una declamación leve cuando alguien
pregunta con insistencia sobre qué fue del paredón.
-¿Y después?
-Ya nunca.
(-y no, no es desdén)
(-¿entonces?)
Posiblemente sea imposibilidad de dolor ante la facie.
(y eso ya es decir demasiado de mi gentileza,
pues mi cabeza bien podría hacerse a un lado
de la pregunta como hacen las bocas que no van
temblando de cariño hacia el famoso robo adolescente
o hacia alguna bofetada)
-Pero hablemos de vos. Contame cómo es tu realidad.
-A mí me tocó la de buscar entre un mar de adverbios
cuál trastorna mejor la verba. Por ejemplo: "Yo te
quiero..."
(tanto, lejos, siempre, mucho, bastante, arriba,
también, tarde, algo, casi)
Me gusta la lentitud con la que busco la acepción
correcta de cada palabra antes de hablar
(y a veces, casi, en lugar de hablar)
Es bueno demostrar que no es preciso demostrar
a pesar de que no es el pensamiento quien tiene el
poder, sino la palabra.
(entre pensamiento, palabra y obra, yo elijo
omisión, porque sé que al final el equilibrio
siempre se nos quedará en solo uno de los varios
lados de la balanza)
En este exacto momento es este texto lo único
que tiene sentido:
"No nos quiebra ni la paradoja monumental
de haber hecho el amor en camas separadas."
En este exacto momento somos varios anversos
caminando, hablando, mirando, mirándonos.
(y es evidente que yo voy rumbo al octavo casillero)
(¿estúpido o brillante será convertirme de peón en
torre, o en alfil, en lugar de coronarme directamente
reina?)
Pero nobleza obliga:
(siempre necesité de algo como un sometimiento
inexplicable ante el rival)
-Su Majestad, querida, sepa Usted que no voy
a atacarla en diagonal.
En este exacto momento una voz le pregunta al Usted de mi anverso:
-¿Le queda chico el papel? ¿Le ajusta? ¿Le tira?
¿O, al revés, lo escaso es Usted? Fíjese que tiene los
bordes desajustados a la altura de la sien. ¿Quizás
una pinza, un drapee, una alforza, un dobladillo?
Qué fastidio.
-¿Qué pretende usted de mí?
-Lo que te haga falta, corazón.
-Está todo bien. Perfectamente así como está.
(es que a la herida hay que llevarla con civismo)
Ser reiterativa en la desconfianza parece ser hoy
mi mayor acto de fe. Quizás lo poco de romanticismo
que me ha ido quedando.
En este exacto momento mi presencia en este mundo
es un completo misterio.
Vaya a saber por qué suceden estas cosas.
Como sea. No es tan terrible.
Tiene su encanto.
En este exacto momento una voz le pregunta al Usted de mi anverso:
-¿Le queda chico el papel? ¿Le ajusta? ¿Le tira? ¿O, al revés, lo escaso
es Usted? Fíjese que tiene los bordes desajustados a la altura de la sien.
¿Quizás una pinza, un drapee, una alforza, un dobladillo?
Qué fastidio.
-¿Qué pretende usted de mí?
-Lo que te haga falta, corazón.
-Está todo bien. Perfectamente así como está.
(es que a la herida hay que llevarla con civismo)
Ser reiterativa en la desconfianza parece ser hoy mi mayor acto de fe.
Quizás lo poco de romanticismo que me ha ido quedando.
En este exacto momento mi presencia en este mundo es un completo misterio.
Vaya a saber por qué suceden estas cosas. Como sea. No es tan terrible.
Tiene su encanto.
Paula Carman
Paula Carman nació en 1967, en Santiago del Estero (Argentina). Se crió en Capital Federal, en la República de Belgrano, donde actualmente vive y trabaja en una ferretería familiar. Atar es imposible es su primer libro publicado (lamás Médula, 2011).
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