NADA MÁS EXISTÍA
En un principio
Tú estabas allí
Comiendo nueces.
Yo, del otro lado, con los
Ojos privados de visión
Mascaba una ramita de laurel.
El murmullo del arroyo adormecía
La gramilla. Entonces,
Nada más existía
Entre nosotros dos.
EN UN PRINCIPIO, LOS NÍSPEROS
También, en un principio
Tú estabas allí.
La primavera sucedió
Al verano, extrañamente;
El murmullo del arroyo
Luego adormecería
La gramilla.
Claro que los nísperos
Y esa ramita de laurel. Nada más.
Nada más que la existencia
Entre nosotros dos.
LA CARRERA
En las yemas tersas
del ala. Al girar chillando el caucho
en la rotonda.
La rueda.
La novia en el altar
es blanca
fuera de él
también lo es.
El novio cruza el quicio
con ella entre sus brazos.
Fuera de él
con vértigo y celeridad.
MIRADA AL VACÍO
Vuélvete. Es mejor así.
De este modo podré trenzar tu pelo suave,
deliciosamente.
Son aguas infinitas las de tu vientre.
Claros cabellos que caen.
Al vacío, tus ojos se precipitan con un furor
que el sentido común habría de llamar ciego.
Sencillamente extraño es
el sentido de las cosas.
Déjate. Es mejor así...
Ya que hay luces que no despejan
las dudas que nos aquejan.
Sencillamente extraño es
el sentido de la vida.
El viento arrecia, tuerce el rumbo.
Salvo Dios,
todo es reparable.
Luis Bacigalupo (Buenos Aires, 1958)
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