lunes, 7 de diciembre de 2015

EL MUNDO NO SE ACABA (Parte II)



     TODO es predecible. Todo ha sido ya predicho. Lo predestinado no se puede evitar. Incluida esta papa hervida. Este tenedor. Este trozo de pan negro. También este pensamiento...
     Mi abuela, que barre la vereda, lo sabe. Dice que no hay dios, sólo un ojo aquí y allá que ve con claridad. Los vecinos están demasiado ocupados viendo la televisión como para quemarla por bruja.


     UN POEMA que habla de estar sentado en un tejado de Nueva York en una noche fría de otoño, bebiendo vino tinto, rodeado de edificios altos, niños que corren peligrosamente cerca de la cornisa, y la hermosa joven de la que todos están secretamente enamorados sentada a solas. Morirá joven, pero nosotros aún no lo sabemos. Tiene un agujero en sus medias negras y el dedo gordo asoma con la uña pintada de rojo...Y los rascacielos...al declinar la luz...como nuevos Caldeos, pitonisas, Casandras...por sus muchas ventanas ciegas.


     "EXUBERANCIA TROPICAL en torno a la idea del alma", escribe Nietzsche. ¡Siempre lo sentí así, Friedrich! La selva amazónica con sus pájaros de colores brillantes que graznan y graznan, aunque sus profundidades son oscuras y sosegadas. La hermosa muchacha perdida le da la teta a un pequeño mono. Los lagartos que están de servicio visten togas eclesiásticas y se dirigen a ella en francés entonando: "La Reine des Reines". Que pueda descartarse por absurdo no es uno de los encantos menores de este cuadro.


     UNA VEZ SUPE, luego olvidé. Era como si me hubiera dormido en un prado sólo para descubrir al despertarme que un bosquecito había crecido a mi alrededor.
     "No dudes de nada, cree en todo", era lo que mi amigo entendía por metafísica, aunque su hermano se había fugado con su mujer. Aún le compraba una rosa cada día, llevaba sentado veinte años en la casa vacía hablándole del tiempo.
     Yo me estaba quedando dormido en la sombra, soñando que los árboles susurrantes eran mis muchos yoes  explicándose todos al mismo tiempo, por lo que no era capaz de entender una palabra. ¡Mi vida era un bello misterio a punto de ser comprendido, siempre a punto! ¡Pensad en eso!
     La casa vacía de mi amigo con todas sus ventanas iluminadas. Los oscuros árboles multiplicándose a su alrededor.




Charles Simic (Belgrado, Yugoslavia, 1938-En 1953 emigra a E.E.U.U.)


(Traducción: Jordi Doce)


IMAGEN: Selva amazónica con pájaros.





2 comentarios:

Anónimo dijo...



Maravilloso. Maravilloso recibir todo ésto sin hacer nada. La gracia de la espera.

Susana Tosso.

Marcelo dijo...

Gracias Susi querida. Gracia por estar, siempre. Es muy reconfortante.