CURVA DEL MATE
Un pedazo de caja
de pizza pegado al asfalto
con pelos de perro muerto
y manubrio;
una zapatilla colgada de un cable de
alta tensión:
esto que te llevás a la lengua
te pone con el sol de frente
sobre la vía silenciosa
y el tiempo que termina:
luego entre el pedregullo, pasás
la barrera a la casa de un amigo,
su figura se extiende sobre un brazo
de telgopor, hablás
de lo que no queda nada de nada
TRABAJO MISTERIOSO
No sabe lo lejos que está, toca timbre en una casa,
no sabe a quien debe mirar
Buscará creer, hará su vida
La veo que camina tomada de una apariencia,
hace la suya
La verdad es que durante tanto tiempo no la había mirado:
pensaba más bien en la mezcla, en la rueca
de fieles y de estambres, de trozos de mosaico y perros
enroscados, botellas y fragmentos,
que me callé
A tal punto, que estas vías conducen a una lápida
Y sí, no parecía que entre su triste retrato y su perdida
unión hubiera algo:
EL AGUA
Como siempre cubría
un breve celofán el verdín
que sobrenadaba el cemento
Las paredes la absorbían
para incorporarla a la navegación de las cosas:
sillones
luz
Por la ventana se veía
el pensamiento del hombre
Canicas Tranquilidad
Manos cruzadas
José Villa (Martín Coronado, Provincia de Buenos Aires, Argentina, 1966)
Los poemas que publicamos pertenecen a la segunda parte de su libro "Escombro" publicado en 2015, por Club Hem editores, en la colección de poesía Ojo de tormenta.
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