sábado, 16 de diciembre de 2017

DE LO QUE ESTÁ SEGURO



























El paso del tiempo. Demasiados perros
ladrando en los poemas. Que los hijos
producen una alegría evangelista
antes del enfrascamiento. Que tenía su cabeza
perdida en las malas traducciones de Visor.
Está seguro. Que no hay que discutir delante de los niños.
Y que eso es casi imposible. Misión para budistas,
extraterrestres, alemanes, gente sofisticada
que suele ser  jurado en los festivales de cine.



DEBORD

El matrimonio es un espectáculo
al cual los cónyugues asisten
en cuartos separados.



BIOGRAFÍA DE UN ESCRITORIO

Una mañana comprando plantas
escucha que el dueño del vivero
le dice a una chica muy dulce
–jeans y gorro de lana verde–
que el perro que está acariciando
fue encontrado en la calle.
No puede asegurar cuántos años tiene
y cuando lo halló su boca estaba podrida
por una infección en los dientes.
El perro es un cuzco simpático
que sólo se deja acariciar por su dueño
y va de un lado a otro del local: parece estar recuperado.
Y el color marrón de la piel le recuerda inmediatamente
a su escritorio que hasta hace poco
yacía sepultado bajo una cantidad inmensa de plantas
en la parte trasera de la casa de donde lo echaron.
Le daba pena verlo ahí, sin uso, un mueble delgado
que no hubiera digustado a Giacometti.

Cuando se mudaron a la nueva casa, antes de la separación,
le compraron a una pareja de muchachos un escritorio rojo e inmenso
que usaban los dos en el cuarto de servicio.
Y el viejo escritorio pasó a retiro
y él no hizo nada para defenderlo.

Es así, desde que nos levantamos
hasta que nos acostamos
tratamos que nuestro día se entienda
pero las mejores jornadas son las que no se pueden traducir.

Suceden, como en ese momento
en el que Nietzche, paseando con una chica
alrededor del lago Silvaplana,
engendró en su cabeza la idea extraña
del eterno retorno de lo igual.
Fue a principios de agosto de 1881.

Y otra tarde de un  invierno del setenta
su padre usó por primera vez la mesa familiar como escritorio
durante la noche, con una lámpara pequeña,
para hacer, como él decía, las cuentas: la matemática
necesaria para sostener una familia
como si fuera una pyme.

Cuando murió Spinoza, los herederos
se repartieron sus escasos bienes: entre ellos
un escritorio pequeño que le había pertenecido
y algunas camisas, lentes pulidos y poco más.

Alguna vez, recuerda mientras espera por pagar
las plantas que va a llevarse, comió sobre el escritorio.
Y siente deseos de volver a casa
para tocar al mueble bendito,
porque es el ser, lo singular en el devenir,
la madera ajada en la cual se para
un muñeco de astroboy que adquirió su hija
dentro de una cajita feliz en un local
de comida rápida. Y un  cuaderno de tapas negras
donde escribe poemas sobre el escritorio.
Ah! piensa: si se pudiera atar a una muchacha
con un verso!



(Inéditos, tomados del reciente número
de la revista virtual Op Cit. )


Fabián Casas




Fabián Casas nació en el barrio de Boedo, Ciudad de Buenos Aires en 1965. Es poeta, narrador, ensayista y periodista. Estudió Filosofía y comenzó a trabajar como periodista en el diario Clarín, a comienzos de los ’90. Fue también editor del diario deportivo Olé. Se desempeñó en la revista deportiva El Gráfico y luego fue subeditor general y editor general del semanario El Federal. Su carrera literaria se inició a comienzos de la última década del siglo XX, con la fundación de la revista de poesía 18 Whiskys, junto con otros poetas de su generación, como José Villa, Daniel Durand, Darío Rojo, Ezequiel Alemián, Mario Varela y Eduardo Ainbinder. La publicación editó sólo dos números, pero tuvo amplia repercusión en el ambiente literario de Buenos Aires.En 2014 obtuvo el Diploma al Mérito de los Premios Konex en la disciplina “Poesía: Quinquenio 2009-2013”. Libros: Otoño, poemas de desintoxicación y tristeza. Poesía, Buenos Aires, 1985;  Tuca. Poesía. Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1990; El salmón. Poesía, Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1996; Pogo. Poesía, Ediciones Deldiego, Buenos Aires, 1999;  Bueno, eso es todo. Poesía, Ediciones Deldiego, Buenos Aires, 2000; Ocio. Poesía. Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 2000; Oda. Poesía.  Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 2004; El spleen de Boedo. Poesía.  Ediciones Vox, Bahía Blanca, 2004; Los Lemmings y otros. Cuentos. Santiago Arcos, Buenos Aires, 2005; Ensayos bonsai. Ensayos. Fabián Casas, Emece, 2007; Horla City y otros. Poesía completa. Fabián Casas, Planeta, 2010, entre otros libros. Actualmente da clases literarias y colabora con el diario Perfil.  Es, junto a Daniel Durand, el crack de los poetas de los noventa; también uno de los más visibles. 






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