AEROSILLA
Flota sobre el silencio de maleza
prende un cigarrillito y va subiendo.
No existe más allá de ese chirrido
intermitente, del bamboleo mareado
en dirección al cielo. Los pies
en primer plano; no el presente
ni el futuro, ni nada. Sí los pies
que cuelgan, y también la roldana
que chirría, y el perfume caliente
de la maleza abajo, y el del humo
que la esconde y la acuna en su estrategia.
VECINAS
Las dos fuimos hacia la ventana al levantarnos.
Esa mata de árboles y verdes enredados
de donde salen chillidos y aleteos
que separa su ventana de la mía
es un alivio a cualquier hora.
Las dos fuimos hacia la ventana
pero ella fue casi desnuda.
Los árboles, las lianas, las aves en el medio;
y más allá su cuerpo blanco (tetas grandes, caídas,
y panza señorial) fue también un alivio.
SALIMOS DEL CAFÉ
Salimos del café,
cayó la lluvia.
Bien fuerte y bien encima.
Desplegué mi paraguas:
alcanzó para dos.
Cruzamos por el medio
sólo por esta vez:
así sujetos.
Venía un auto pero nos dejó pasar.
No es que anduvo más lento, dadivoso:
frenó; frenó del todo.
A eso me refiero.
(De: La altura,
Bajo la luna, 2016)
Laura Wittner (Buenos Aires, 1967)
1 comentario:
Muy interesante
Soy argentina y me fascina todo lo nuestro
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