POEMAS DE ALBERTO CAEIRO
IX
Soy un pastor de rebaños.
El rebaño son mis pensamientos
y mis pensamientos
son todos
sensaciones.
Pienso con los ojos y con los oídos
y con las manos y los pies y con la nariz
y la boca.
Pensar una flor es verla y olerla
y comer una fruta es saberle el sentido.
Por eso cuando un día de calor
me siento triste de gozarlo tanto,
y me acuesto, largo, sobre la hierba,
y cierro los ojos calientes,
siento todo mi cuerpo acostado en la
realidad,
sé la verdad y soy feliz.
XXV
Las pompas de jabón que ese niño
se entretiene en soplar de una pajita
son traslúcidamente toda una filosofía.
Claras, inútiles y pasajeras como la
Naturaleza,
amigas de los ojos como las cosas,
son lo que son
con una exactitud redonda y aérea,
y nadie, ni siquiera el niño que las
hace,
pretende que sean más que lo que parecen
ser.
Algunas apenas se ven en el aire lúcido.
Son como la brisa que pasa y apenas roza las
flores
y que sólo sabemos que pasa
porque algo se aligera en nosotros
y acepta todo más nítidamente.
XXX
Si
quieren, que tenga un misticismo, está bien, lo tengo.
Soy
místico, pero sólo con el cuerpo.
Mi alma es simple
y no piensa.
Mi
misticismo es no querer saber.
Es
vivir y no pensar en eso.
No
sé qué es la Naturaleza: la canto.
Vivo
en la cima de un otero
en una
casa encalada y sola,
y esa
es mi definición.
XXXV
La luz de la luna a través de las ramas altas,
todos los poetas dicen que es más
que la luz de la luna a través de las
ramas altas.
Pero para mí, que no sé lo que pienso,
lo que la luz de la luna a través de las
altas ramas
es, además de ser
la luz de la luna a través de las ramas
altas,
es nada más
que la luz de la luna a través de las
ramas altas.
XXXVII
En
un día excesivamente nítido,
día
en que daban ganas de haber trabajado mucho
para
no trabajar nada,
entreví,
como un camino entre los árboles,
lo
que tal vez sea el Gran Secreto,
ese
Gran Misterio del que hablan los falsos poetas.
Vi
que no hay Naturaleza,
que
la Naturaleza no existe,
que
hay montes, valles, llanuras,
que
hay árboles, flores, pasturas,
que
hay ríos y hay piedras,
pero
que no hay un todo al que eso pertenezca,
que
un conjunto real y verdadero
es
una enfermedad de nuestras ideas.
La
Naturaleza es partes sin un todo.
Ese
es tal vez el misterio del que hablan.
Fue
esto lo que, sin pensar ni detenerme,
creí
que debía ser la verdad
que
todos buscan encontrar y no encuentran,
y
que sólo yo, porque no fui a su encuentro, encontré.
Fernando
Pessoa (Portugal; Lisboa, 1888- id., 1935)
(Traducción:
Teresa Arijón
Y Bárbara
Belloc)
IX
Sou um
guardador de rebanhos.
O rebanho
é os meus pensamentos
E os meus
pensamentos são todos sensações.
Penso com
os olhos e com os ouvidos
E com as
mãos e os pés
E com o
nariz e a boca.
Pensar
uma flor é vê-la e cheirá-la
E comer
um fruto é saber-lhe o sentido.
Por isso
quando num dia de calor
Me sinto
triste de gozá-lo tanto,
E me
deito ao comprido na erva,
E fecho
os olhos quentes,
Sinto
todo o meu corpo deitado na realidade,
Sei a verdade
e sou feliz.
XXV
As bolas de sabão que esta criança
Se entretém a largar de
uma palhinha
São translúcidamente
uma filosofia toda.
Claras, inúteis e passageiras como a Natureza,
Amigas dos olhos como as cousas,
São aquilo que são
Com uma precisão redondinha e aérea,
E ninguém, nem mesmo a criança que as deixa,
Pretende que elas são mais do que parecem ser.
Algumas mal se vêem no ar lúcido.
São como a brisa que passa
e mal toca nas flores
E que só sabemos que passa
Porque qualquer cousa se aligeira em nós
E aceita tudo mais nitidamente.
XXX
Se
quiserem que eu tenha um misticismo, está bem, tenho-o
Sou
místico, mas só com o corpo.
A minha
alma é simples e não pensa.
O meu
misticismo é não querer saber.
E viver e
não pensar nisso.
Não sei o
que é a Natureza: canto-a.
Vivo no
cimo dum outeiro
Numa casa
caiada e sozinha,
E essa é a
minha definição.
XXXV
O luar através dos
altos ramos,
Dizem os poetas todos que ele é mais
Que o luar através dos altos ramos.
Mas para mim, que não sei o que penso,
O que o luar através dos altos ramos
E, além de ser
O luar através dos altos ramos,
É não ser mais
Que o luar através dos altos ramos.
(
XXXVII
Num dia excessivamente nítido,
Dia em que dava a vontade de ter trabalhado muito
Para nele não trabalhar nada,
Entrevi, como uma estrada por entré as árvores,
O que talvez seja o Grande Segredo,
Aquele Grande Mistério de que os poetas falsos falam
Vi que não há Natureza,
Que Natureza não existe,
Que há montes, vales, planícies,
Que há árvores, flores, ervas,
Que há rios e pedras,
Mas que não há um todo a que isso pertença,
Que um conjunto real e verdadeiro
É uma doença das nossas ideias.
A Natureza é partes sem um todo.
Isto é talvez o tal mistério de que falam.
Foi isto o que sem pensar nem parar,
Acertei que devia ser a verdade
Que todos andam a achar e que não acham,
E que só eu, porque a não fui achar, achei.
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