viernes, 31 de mayo de 2019

LO QUE VEMOS DE LAS COSAS SON LAS COSAS




XXIV

Lo que vemos de las cosas son las cosas.
¿Por qué veríamos una cosa por otra?
¿Por qué oír y ver sería engañarnos 
si ver y oír  es ver y oír?

Lo esencial es saber ver,
saber ver sin ponerse a pensar,
saber ver cuando se ve,
y no pensar cuando se ve
tampoco ver mientras se piensa.

Pero eso (¡tristes de nosotros que tenemos el alma vestida!),
eso exige un estudio profundo,
un aprendizaje de desaprender,
y un retiro en la libertad de aquel convento
donde las estrellas, dicen los poetas, son monjas eternas
y las flores penitentes convictas de un solo día,
pero donde al fin las estrellas no son sino estrellas
y las flores flores,
por eso que las llamamos estrellas y flores.  

(Traducción: Teresa Arijón
y Bárbara Belloc)


V

HAY SUFICIENTE METAFÍSICA EN NO PENSAR EN NADA

¿Qué pienso yo del mundo?
¡Qué sé yo lo que pienso del mundo!
Pensaría en eso si me enfermara.

¿Qué idea tengo de las cosas?
¿Qué opinión tengo de las causas y los efectos?
¿Qué he meditado sobre Dios y el alma
y sobre la creación del Mundo?
No sé. Para mí, pensar en eso es cerrar los ojos
y no pensar. Es correr las cortinas
de mi ventana (pero no tiene cortinas).

¿El misterio de las cosas? ¿Qué sé yo qué es el misterio?
El único misterio es que haya quien piense en el misterio.

El que está al sol y cierra los ojos
empieza a no saber lo que es el Sol
y a pensar muchas cosas llenas de calor.
Pero abre los ojos y ve el Sol,
y ya no puede pensar en nada,
porque la luz del sol vale más que los pensamientos
de todos los filósofos y todos los poetas.
La luz del sol no sabe lo que hace
y por eso es común y es buena.

¿Metafísica? ¿Qué metafísica tienen esos árboles?
La de ser verdes y frondosos y tener ramas
y la de dar fruto en su hora, lo que no nos hace pensar,
a nosotros, que no sabemos notarlos.
¿Pero qué mejor metafísica que la suya,
que es la de no saber para qué viven
ni saber que no lo saben?

"Constitución íntima de las cosas"...
"Sentido íntimo del Universo"...
Es todo falso, no quiere decir nada.
Es increíble que se pueda pensar en esas cosas.
Es como pensar en razones y fines
cuando está amaneciendo a los costados de los árboles
y un vago oro lustroso viene perdiendo oscuridad.
Pensar en el sentido íntimo de las cosas
es superfluo, como pensar en la salud
o llevar un vaso al agua de las fuentes.
El único sentido íntimo de las cosas
es que no tienen ningún sentido íntimo.

No creo en Dios porque nunca lo he visto.
Si él quisiese que yo creyera en él,
seguro que vendría a hablar conmigo
y entraría por mi puerta
diciéndome: ¡Aquí estoy!

(Quizá suene esto ridículo a los oídos
a quien, como no sabe lo que es mirar las cosas,
no comprende al que habla
con el modo de hablar que enseña reparar en ellas.)

Pero si Dios es las flores y los árboles
y los montes y el sol y la luz de la luna,
entonces creo en él,
entonces creo en él a todas horas,
y toda mi vida es una oración y una misa
y una comunión con los ojos y por los oídos.

Pero si Dios es los árboles y las flores
y los montes y la luz de la luna y el sol,
¿para qué lo llamo Dios?
Los llamo flores y árboles y montes y luz de la luna;
porque si él se hizo, para que yo lo viese,
sol y luz de luna y flores y árboles y montes,
si se me aparece como árboles y montes
y luz de luna y sol y flores,
es que quiere que lo conozca
como árboles y montes y flores y luz de luna y sol.

Y por eso lo obedezco
(¿y qué sé yo de Dios que Dios no sepa de sí mismo?),
lo obedezco viviendo espontáneamente,
como quien abre los ojos y ve,
y lo llamo luz de luna y sol y flores y árboles y montes,
y lo amo sin pensar en él,
y lo pienso viendo y oyendo
y voy con él a toda hora.


(Traducción de Marcelo Cohen)
Los dos poemas pertenecen a la serie de:
El guardador de rebaños (1911-1912), 
atribuida a Alberto Caeiro.


 Fernando Pessoa (Portugal; Lisboa, 1888- id., 1935)



XXIV 

O que Nós Vemos
O que nós vemos das cousas são as cousas.
Por que veríamos nós uma cousa se houvesse outra?
Por que é que ver e ouvir seria iludirmo-nos
Se ver e ouvir são ver e ouvir?
O essencial é saber ver,
Saber ver sem estar a pensar,
Saber ver quando se vê,
E nem pensar quando se vê
Nem ver quando se pensa.
Mas isso (tristes de nós que trazemos a alma vestida!),
Isso exige um estudo profundo,
Uma aprendizagem de desaprender
E uma seqüestração na liberdade daquele convento
De que os poetas dizem que as estrelas são as freiras eternas
E as flores as penitentes convictas de um só dia,
Mas onde afinal as estrelas não são senão estrelas
Nem as flores senão flores.
Sendo por isso que lhes chamamos estrelas e flores.



Há Metafísica Bastante em Não Pensar em Nada
Há metafísica bastante em não pensar em nada.
O que penso eu do mundo?
Sei lá o que penso do mundo!
Se eu adoecesse pensaria nisso.
Que idéia tenho eu das cousas?
Que opinião tenho sobre as causas e os efeitos?
Que tenho eu meditado sobre Deus e a alma
E sobre a criação do Mundo?
Não sei.Para mim pensar nisso é fechar os olhos
E não pensar. É correr as cortinas
Da minha janela (mas ela não tem cortinas).
O mistério das cousas? Sei lá o que é mistério!
O único mistério é haver quem pense no mistério.
Quem está ao sol e fecha os olhos,
Começa a não saber o que é o sol
E a pensar muitas cousas cheias de calor.
Mas abre os olhos e vê o sol,
E já não pode pensar em nada,
Porque a luz do sol vale mais que os pensamentos
De todos os filósofos e de todos os poetas.
A luz do sol não sabe o que faz
E por isso não erra e é comum e boa.
Metafísica? Que metafísica têm aquelas árvores?
A de serem verdes e copadas e de terem ramos
E a de dar fruto na sua hora, o que não nos faz pensar,
A nós, que não sabemos dar por elas.
Mas que melhor metafísica que a delas,
Que é a de não saber para que vivem
Nem saber que o não sabem?
"Constituição íntima das cousas"...
"Sentido íntimo do Universo"...
Tudo isto é falso, tudo isto não quer dizer nada.
É incrível que se possa pensar em cousas dessas.
É como pensar em razões e fins
Quando o começo da manhã está raiando, e pelos lados das árvores
Um vago ouro lustroso vai perdendo a escuridão.
Pensar no sentido íntimo das cousas
É acrescentado, como pensar na saúde
Ou levar um copo à água das fontes.
O único sentido íntimo das cousas
É elas não terem sentido íntimo nenhum.
Não acredito em Deus porque nunca o vi.
Se ele quisesse que eu acreditasse nele,
Sem dúvida que viria falar comigo
E entraria pela minha porta dentro
Dizendo-me, Aqui estou!
(Isto é talvez ridículo aos ouvidos
De quem, por não saber o que é olhar para as cousas,
Não compreende quem fala delas
Com o modo de falar que reparar para elas ensina.)
Mas se Deus é as flores e as árvores
E os montes e sol e o luar,
Então acredito nele,
Então acredito nele a toda a hora,
E a minha vida é toda uma oração e uma missa,
E uma comunhão com os olhos e pelos ouvidos.
Mas se Deus é as árvores e as flores
E os montes e o luar e o sol,
Para que lhe chamo eu Deus?
Chamo-lhe flores e árvores e montes e sol e luar;
Porque, se ele se fez, para eu o ver,
Sol e luar e flores e árvores e montes,
Se ele me aparece como sendo árvores e montes
E luar e sol e flores,
É que ele quer que eu o conheça
Como árvores e montes e flores e luar e sol.
E por isso eu obedeço-lhe,
(Que mais sei eu de Deus que Deus de si próprio?).
Obedeço-lhe a viver, espontaneamente,
Como quem abre os olhos e vê,
E chamo-lhe luar e sol e flores e árvores e montes,
E amo-o sem pensar nele,
E penso-o vendo e ouvindo,

E ando com ele a toda a hora.



IMAGEN: Paisaje con rebaño de ovejas (1881) -Pintura de Joaquim Vayreda.




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