PUERTO OSCURO
XVI
Es cierto, como dijo alguien,
que en
un mundo sin cielo todo es
despedida.
Sin importar si vos saludás con
la mano,
aun así es despedida, y si no
brotan lágrimas de tus ojos,
es despedida igual, y si fingís
no haberte dado cuenta,
odiando lo que pasa, también es
despedida.
Es despedida de una forma u
otra. Y las palmeras que se inclinan
sobre la laguna, verde y
radiante, y los pelícanos
que se zambullen, y los cuerpos
brillosos de los bañistas que descansan,
son etapas de una quietud final,
y el movimiento
de la arena y del viento, y las
secretas contorsiones del cuerpo,
son parte de lo mismo, una
simplicidad que hace del ser
una ocasión para el lamento, o
una ocasión
digna de celebrarse, ¿o si no
qué otra cosa puede hacer uno
al percibir el peso de las alas
de los pelícanos,
la densidad de las sombras de
las palmeras y las células
que oscurecen la espalda de los
bañistas? Estas cosas van más allá
de lo azaroso, con sus
distorsiones, y de las evasiones de la música. El final
vuelve a representarse una y
otra vez. Y lo sentimos
en las tentaciones del sueño, en
la maduración de la luna,
en el vino y en su espera en la
copa.
Mark Strand (Summerside, Isla del Príncipe Eduardo, Canadá, 1934 - Nueva York, E.E.U.U., 2014).
(Traducción: Ezequiel Zaidenwerg)
DARK HARBOR
XVI
It is true, as someone has said,
that in
A world without heaven all is
farewell.
Whether you wave your hand or not,
It is farewell, and if no tears come
to your eyes
It is still farewell, and if you
pretend not to notice,
Hating what passes, it is still farewell.
Farewell no matter what. And the
palms as they lean
Over the green, bright lagoon, and
the pelicans
Diving, and the glistening bodies of
bathers resting,
Are stages in an ultimate stillness,
and the movement
Of sand, and of wind, and the secret
moves of the body
Are part of the same, a simplicity
that turns being
Into an occasion for mourning, or
into an occasion
Worth celebrating, for what else
does one do,
Feeling the weight of the pelicans’
wings,
The density of the palms’ shadows,
the cells that darken
The backs of bathers? These are
beyond the distortions
Of chance, beyond the evasions of
music. The end
Is enacted again and again. And we
feel it
In the temptations of sleep, in the
moon’s ripening,
In the wine as it waits in the
glass.
IMAGEN: Pintura s/n, de Eduardo Capilla.
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