Ese
mediodía que dijiste
que me ibas
a hablar en privado
después del
almuerzo
después de
que la familia inflara
su estómago
al máximo con carnes y salsas,
yo había
levantado
la voz como
una tormenta
desatada en
una copa de cristal, y vos
no lo
soportaste. Tu miserable
ojo
mirándome de costado
un pájaro
con garras rapaces
escondido
entre las mantas del invierno.
Graznabas.
«Más tarde vos y yo
vamos a hablar
a solas».
Me negué a
la orden
porque
¿sabés? no pende mi voz
de tu
aleteo punzante
ni de tus
plumas que logran
mimetizarse
con el ambiente.
Puedo
elegir con quién quedarme
a solas, no
necesito tu aval
para
enojarme o no coincidir
cien por
ciento con el mundo.
También
puedo gritar y después
quedarme
callada
al igual
que una piedra
hermosa que
cae en el fondo del agua
y deja su
dibujo de círculos en la superficie.
Verónica Pérez Arango
(Tomado
del libro:
Otros
colores para nosotras,
Ed.
Continente, 2018)
Verónica
Pérez Arango nació en 1976 en Buenos Aires. Publicó la plaqueta la desdentada
(Casa de la Poesía, 2002) y Camping (Vox, 2010). Participó de la antología
Quedar en lo cantado (El fin de la noche, 2009); Un dibujo del mundo (El ojo del mármol, 2014); La vida en los techos (Colectivo Semilla, 2016) y Hielo incandescente (Caleta Olivia, 2018). Es docente y co-coordina el ciclo de poesía "El bosque sutil".
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