viernes, 29 de noviembre de 2019

LOS ANCIANOS CALLABAN

























Al pie de la muralla, junto al fuego, los ancianos callaban.
Miraban a lo lejos las negras nubes y callaban.
Escudriñaban noche y día el mar y callaban.
La arena empezaba a enfriarse, el alma empezaba a enfriarse,
los pájaros huían hacia el porvenir.
Pero los ancianos callaban, buscaban
el surco de la quilla en el agua y callaban,
miraban llorar la sombra de la encina y callaban.
Se oyó un grito. ¿Qué dicen esas hojas?
Se oyeron alas. ¿Adónde vuelan esas piedras?
Pero los ancianos callaban, oían el lamento
que viene del futuro y callaban,
miraban la bañera ensangrentada entre la maleza y callaban.
Se oyó un ladrido. ¿A quién llama ese perro?
Se oyeron carros. ¿Adónde llevan esos muertos?
Pero los ancianos callaban, recordaban
el lenguaje bárbaro de la golondrina y callaban,
espantaban el lagarto entre las breñas y callaban,
pensaban en el destino del ruiseñor y callaban, callaban.




MUJER PEINÁNDOSE ANTE EL ESPEJO


El peine va y viene por un campo de azafrán,
mientras la mirada recorre el óvalo del rostro,
las líneas de las cejas,
el lóbulo casi transparente de la oreja,
los ojos donde una sustancia viscosa
la adhiere a pensamientos antiguos,
hasta que una ráfaga la arroja hacia atrás,
lejos, como un pájaro marino,
al jardín donde espera el paso del rey,
pero el rey no ha pasado, o ella no lo vio,
y se sienta con el ramo sobre la falda
a escuchar la música de las rosas,
mientras todo se detiene a su alrededor,
el viento entre las hojas, las palomas en el tejado,
la sombra del mundo sobre sus párpados,
y sube los escalones del Primer Sueño
donde se sienta nuevamente en el jardín
a esperar el paso del rey,
pero el rey no ha pasado, o ella no lo vio,
y subiendo los escalones del Segundo Sueño
se siente con el ramo sobre la falda
a escuchar la música de las rosas,
pero el rey no ha pasado, o ella no lo vio,
y sube los escalones del Tercer Sueño,
siempre con el ramo junto a la falda
y la mirada detenida en el seto,
pero el rey no ha pasado, o ella no lo vio,
y se pierde en los caminos de lo Desconocido,
se extravía hacia Nunca o Ninguna Parte,
en el confín de los sueños, allí donde nace la realidad,
y de pronto se mueven o parece que se mueven las ramas,
alguien ha pasado el umbral de las rosas
y está despierta, viva otra vez.
después del sueño de quinientos años,
y todo se pone otra vez en movimiento,
el viento entre las hojas, las palomas en el tejado,
la sombra del mundo sobre los párpados,
esos labios que ahora se pliegan en una sonrisa
mientras la mano se detiene en el aire
y una manda de soles corre por su espalda hacia la libertad.

(De: Los gatos de la Acrópolis, 1998)


Horacio Castillo




Horacio Castillo nació en Ensenada, Provincia de Buenos Aires, en 1934. Desde muy joven se radicó en La Plata, ciudad donde falleció en 2010. Fue poeta, crítico, ensayista, traductor, abogado, periodista y miembro de número de la Academia Argentina de Letras y correspondiente de la Real Academia Española. Publicó los siguientes libros de poesía: Descripción (1971); Materia acre (1974); Tuerto rey (1982); Alaska (1993); Los gatos de la Acrópolis (1998); Cendra (2000); Música de la víctima y otros poemas (2003) y Mandala (2005).  Como traductor de poesía griega publicó: Epigramas de Calímaco (1979); Poemas de Odysseas Elytis (1982); María la Nube de Odysseas Elytis, en colaboración con Nina Alghelidis (1986); Romiosini  y otros poemas, de Yannis Ritsos (1988); Poesía griega moderna (1997);  Elegías de Oxópetra de Odysseas Elytis, en colaboración con Nina Anghelidis (1999); Seis poetas griegos (2000); Poesía de Takis Varvitsiotis (2001) y Raíces en el tiempo, de Spiros Vergos (2001). Algunos de sus ensayos publicados son: Darío y Rojas / Una relación fraternal (2002), La luz cicládica y otros temas griegos (2004) y Sarmiento poeta (2007). Casi en coincidencia con su muerte, apareció Colectánea (2010), libro que reúne textos de diversa índole. Entre los premios recibidos figuran: Premio de la Subsecretaría de Cultura de la Nación (1972); Premio Nacional  –Región Buenos Aires– (1978); Primer Premio Fondo Nacional de las Artes por traducción literaria (1988); Premio Konex - Diploma al Mérito (1993) y Premio Municipal de la Municipalidad de La Plata (1995). En 2001 fue designado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de La Plata. La poesía de Horacio Castillo ha sido objeto de valiosos estudios y ha recibido unánimes elogios de la crítica. 







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