Sobre un cuadro de Giovati Batista Moroni,
en l'Accademia
Carrara, Bérgamo.
Bajo la unción de una realeza momentánea
de brocado y perlería
la majestad menuda de su lozana
atildadura,
nada más que encarnación
premonitoria de una damisela
de baraja,
nada menos que de nuestra fuga
en tránsito
la hija desprovista.
No soy en su mirada el Otro de
mirada alguna,
ahora que el que soy no me
dictan sus ojos:
todo es conjetura si no
perplejidad en la consigna muda
de un encuentro hecho de
imágenes,
apenas el hallazgo mutuo de una
manera de sombra
y la huella de un destello,
a despecho de quienquiera, en
virtud de nada nuevo.
Desde su edad en remanso la
Ninfa más propicia
me prodiga así entre todos
una mirada que puedo sin riesgo
sostener.
Desposeimiento inapelable de
toda posesión,
ojos de otro vértigo acercaron
nuestro paso
al borde del secreto que no
somos
a fuerza de ignorarlo.
Ella aquí nos atrae a la
duración quebradiza
de su otrora en suspenso,
aligerado del peso de ataduras
el lapso de tregua
de un trasluz
ni desvarío ni rencores, ni reproches ni éxtasis,
mientras vuelca el carillón
tardío su cascada aquietadora,
como una imposición de manos
leves
sobre algún dolor sin cuerpo
venido a la memoria.
Bérgamo, Febrero de 1989.
(Tomado de Poesía
continua
1966-2017),
FCE, 2018.
Waldo Rojas (Concepción, Chile, 1944)
IMAGEN: "Portrait of a young girl" (1575), pintura de Giovanni Battista Moroni.
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