Almuerzo familiar
Entras y sales de la escena
mientras las líneas que marcarán el papel
ya han sido disparadas y circulan
como la perdiz
que hace un instante movió el maizal.
El mantel está tendido bajo los árboles,
la sombre reúne, acerca el cielo.
Una hilera de rostros parecidos, alineados,
con los codos sobre los tablones
algunos levemente echados hacia atrás.
El olor de la carne asada
y el humo que vuelve más amarillo el aire
parecen venir de un tiempo anterior;
nombres y fechas
citados en una conversación trivial;
aquello que reconoces en el enunciado
es tu lugar. Una vecindad
como palabras venidas a la página
de historias que fuimos.
Después de la lluvia
Haiku
La lluvia se dejó ver
porque las baldosas del patio
se pusieron más rojas.
Muerte, así has de venir.
Apenas un cambio de tono.
Las huellas
Mira la foto largamente:
los rasgos quietos,
fijados en una expresión
a la que siguió otra
que la cámara dejó fuera.
La ausencia, el gesto
que venía después, que hubiera venido;
partículas de un universo desplazado
una secuencia grabada
cuando, distraídos,
los abrazaba el presente.
Quién ahora
intenta descifrar lo no dicho
las huellas
vistas en el rostro cuando es amado.
Después de la lluvia
Los plátanos mojados, rojos, a las siete de la tarde.
El auto se desliza con las luces bajas encendidas
por la avenida húmeda y desierta
bajo el arco rojo y verde de las hojas.
Nada para agregar
salvo la insoportable contundencia
que la mirada no recorta
ni pensar esa misma avenida
un rato antes
cuando la lluvia arreciaba
y todos corrieron a sus casas.
(Del libro: "El día pleno",
Nusud, 2003,
gentileza de la autora)
Raquel Sinelli (Pergamino, Provincia de Buenos Aires, 1954)
IMAGEN: El vuelo de la perdiz (de archivo).
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