Lírica de verano
I
En un rincón del patío hay un árbol de caqui
Cuando el viento sopla a través de sus hojas
produce en él una sensación de nirvana
Ah, “Estos últimos días secos del verano,
ese largo y oscuro sendero en el bosque,
los álamos, un acordeón, un poema sombrío...
Y otra persona dice:
Buda durmió bajo este árbol.
Problema de él.
Después de leer dos páginas,
miro hacia la lámpara y sólo siento felicidad.
Lenta noche de verano,
parece no tener fin,
ella juega sin parar con un botón redondo y frío.
Y otra persona sigue diciendo:
bajo este mismo árbol durmió Buda.
II
Un hilo de humo llega al encender la lámpara de aceite.
“Ojo de grulla”, ¿qué es lo que estás mirando?
Miro esas plantas que tiemblan como nervios dentro del cuarto,
cómo hacen que ella se tense
Lo miro a él prender la luz en la noche cada vez más densa
e ir hasta el estante en busca de un libro
Sí, en ese momento yo también escuché
el corazón facilmente turbable de un joven
Parecía una pequeña ola de un tarde de 1966, verano,
fluyendo a través del centro del río Jialing, en Chongqing
Sí, sé que fue una alucinación
Pero aún así ahora estoy temblando.
2010-8-6
En la dinastía Qing
En la dinastía Qing
el ocio y el ideal eran cada vez más hondos
bueyes y ovejas no tenían nada que hacer
y la gente común jugaba al ajedrez
El examen imperial servía al bien común
Había una moneda en cada lugar
y a veces los cereales se intercambiaban
por hojas de té, hilo, porcelana
En la dinastía Qing
la pintura de paisajes llegó a la perfección
El papel sobraba y los barriletes estaban por todas partes
Las lámparas captaban lo esencial
Cada templo daba hacia el sur
La riqueza parecía excesiva
En la dinastía Qing
los poetas no incurrían en ningún tráfico
y eran celosos de su reputación
Tomaban vino bajo una lluvia de flores
Los días eran cálidos y frescos
El agua de los estanques copiosa
Dos patos nadaban cara al viento
cada uno en su propio mundo
En la dinastía Qing
un hombre soñaba con otro hombre
A la noche leía a Sima Qian, a la mañana barría el piso
Y la corte aumentaba los puestos militares
y elegía cada año funcionarios de uñas largas
En la dinastía Qing
los hombre de barba y los lampiños
cultivaban el cuerpo y hablaban con reserva.
Los campesinos no querían aprender a leer
Los niños respetaban a los viejos
Las madres se sometían a los hijos
En la dinastía Qing
los impuestos alentaban al pueblo
a cuidar los diques, las escuelas, los templos ancestrales
Se redactaban libros, se ordenaban las historias locales
Las construcciones tenían un sabor antiguo
En la dinastía Qing
la filosofía era igual que la lluvia
y la ciencia no encajaba de ninguna forma
Un hombre cambiaba de idea
varias veces en un mismo día
con un nerviosismo inexplicable
La furia se convirtió en la empresa de su vida
Ese hombre murió en 1842
Bai Hua
(Del libro homónimo: 150
poetas chinos contemporáneos,
Gog y Magog, 2023)
(Traducción, selección y biografías:
Miguel Ángel Petrecca)
Bai Hua nació en Chongqing en 1956. Comenzó a escribir en 1979, bajo la influencia de los poetas oscuros y de Baudelaire. Durante la década del 80 participó de la escena poética sichuanesa, publicando en diferentes revistas no oficiales como Bosque renacido (Cishenglin), Xiandai neibu ciliao jialiu, Bandera roja y Make it new (Ririxin). El nombre de esta última, que fundó y coeditó con Zhang Zao y otros poetas, es una cita de Confucio, famosamente traducida y es reciclada por Ezra Pound. Publicó su primer libro Expresión en 1989. En 1996, un libro de recuerdos: Izquierda: los poetas líricos de la época de Mao Zedong. Luego de varios años de silencio, en los 2000 comenzó a escribir y a publicar nuevamente.
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