Canción del café
1. Tarde
Un café tristísimo
en la quinta Avenida
La pequeña puerta de hierro
bajo las luces de la esquina
Sentada frente a la ventana
bebo despacio el café oscuro
que me trae el patrón
la cabeza pelada
“Cuántas personas pasan
camino al trabajo, vuelta a casa,
ignoradas por todos”
Hablamos de amores insípidos
“El ayer Me gustaría
volver al ayer”
Una canción nostálgica flota en el ambiente
El café y las verdades se acumulan en la garganta de él
sin ningún orden
La lengua va cambiando
Tropos oscuros van y vienen por el ambiente
Como ante una orden de atacar
nombres masculinos ruedan, se agigantan
una ecuación mecánica en un aula atroz
me paralizan
Acercando la oreja la cara él se inclina sobre ella
habla de grandes riesgos y objetos misteriosos
“Mejor reír que llorar....
Seguimos adelante...”
A continuación, silencio
A continuación, una pareja entra y se sienta
Vienen de otra parte están habituados
a la vida inane del campo
“Podría haber hecho
un gran papel y hoy
no es más que un donjuán ya casi sin pelo”
Bajo la cabeza y sorbo el café
Entre el alcohol y el cambio de interlocutor
se pasa la tarde insípida
¿Qué preguntas
pienso una y otra vez ?
Seguís hablando de ese barrio paradisíaco
tu hija
una profesión distinguida
tu perfecto acento local
Chisporrotea el atardecer Las luces provocantes
De la radio sale una música que aturde
“Oh extranjero.... extranjero...”
3. Madrugada
Por eso el hombre
está repitiendo su vieja apuesta
Los labios frescos
de una chica en la flor de la edad
Nada nuevo bajo el sol
A las tres de la mañana
el ladrón se mueve con libertad
La belleza de la mesa de al lado
se levanta y dice: “El restaurant va a cerrar”
Él se pone de pie
y avanza para poner fin a todo
En la radio
siguen pasando esa música que aturde
El vidrio frena
nuestras rencillas inútiles
La esposa de alguien
vestida con algo crema, un esmero conmovedor
Yo estoy acordándome
de un hotel ruinoso del año 72:
de pie frente a una vieja cortina
bordada con vaquitas de San Antonio
me pinto los labios
Poco después salimos al mundo por la gran puerta
El paraíso dormía profundamente
y yo estaba acostumbrada
a descender al infierno en compañía
“Son vastas las redes del amor.
Pasado la edad madura, ¿qué te queda por ver?”
Amor ya usado
flota como un carguero a la deriva
en medio del feriado
Envejeciendo poco a poco
algunos amigos
viven en un pueblito perdido
y me siguen llamando por mi apodo
Arranca el motor
Una muchedumbre más apremiada que la muerte
Me acuerdo de un país en bancarrota
al norte hacia el noroeste
Llueve, y me digo a mí misma:
“¿Ir a mi casa
o volver a tu casa?”
El auto atraviesa Manhattan
Zhai Yongming
(Del libro homónimo: 150
poetas chinos contemporáneos,
Gog y Magog, 2023)
(Traducción, selección y biografías:
Miguel Ángel Petrecca)
Zhai Yongming. Nacida en Chengdu, provincia de Sichuan, en 1955, Zhai Yongming egresó de la universidad de Ciencia y Tecnología Electrónica en 1980. Ha publicado, entre otros, los libros de poesía Mujer (1986), Poesía reunida (1994), Canto llano de la noche oscura (1997), y el libro de escritos y ensayos Construcciones sobre papel (1997). A principios de los 90, luego de una estadía en Estados Unidos, volvió a Chengdu y abrió el legendario bar Noches blancas. Entre las muchas voces femeninas que han aparecido a partir de los ochenta, la de Zhai Yongming es una de las más originales e influyentes de la escena poética.
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