sábado, 13 de diciembre de 2025

EL DIOS DE LOS VACÍOS

 


1

La difícil extracción del sentido es simple, dice el poeta.

El sonido de las alas de la bolsa negra
que espera llenarse de basura en el patio
es dulce como la marea.

He hecho lo que he podido. 
Como en los poemas. 

Lo acopiado es sucio, trabajoso. 
Conformado por elementos simples.

Lo que me ocupa ahora es este patio. Tierra
acaso no muy mala ni muy buena, la que se saca 
para encontrar arena. 

Estaba buscando algún sentido y la
necesidad puso en mis manos
tierra que otros desechan.

Como en los poemas.
La arena querida es imposible. 
Debo querer esta tierra modesta.

Y conseguir un basurero.
Poder cerrar las alas de la bolsa negra.
Perder el ruido de la marea, dulce.

*

Biseles de la rueda de los cielos
que no entran aún en el otoño:

faltaría que esto
se me encastre en el cuerpo.

Ver la hermosa
consciencia completándose,
la serpiente mordiéndose la cola.

Faltaría encontrar la mariposa 
clavada en el espejo.


(Del libro homónimo,
Alción ed., 2024)
Carina Sedevich 




Carina Sedevich nació en Santa Fe de la Vera Cruz,  en 1972 y vive desde su infancia en Villa María, Córdoba, Argentina. Es autora de los libros La violencia de los nombres (1998), Nosotros No (2000), Cosas dentro de otra cosa (2000), Como segando un cariño oscuro (Argentina|España, 2012), Incombustible (Argentina|España, 2013), Escribió Dickinson (2014), Klimt (España|Argentina, 2015), Gibraltar (2015), Un cardo ruso (Argentina, 2016|Brasil, 2019), Cuadernos de Lolog (2017), Lavar a la madre (2017), Los budas y otros poemas (2017), Lejanas bengalas estallan (2018), Flor cineraria (2019), Grandes metales oscilantes crujen (2019)y Cuando la muerte sorprendió a Fassbinder (2020), entre otros. Desde 2003 es Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional de Villa María. Es especialista en Semiótica, maestra en Ceremonial por el Centro de Altos Estudios en Ceremonial y profesora de Yoga Integral por la Alianza Cordobesa de Yoga. Parte de su obra ha sido editada en antologías y publicaciones literarias de diversos países de Europa y Latinoamérica y traducida al italiano, al portugués y al mallorquín.

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jueves, 11 de diciembre de 2025

LA MUDA ENCARNACIÓN


La mujer sigue siendo gata y pájaro.
O, en el mejor de los casos, vaca.
F. Nietzsche

I


un caballo
en la pampa
de papel

nervioso inquieto
movimiento
del sonido
sin parar en la noche

en el desierto pozo oscuro
el eterno


II

en el inmenso sitio pampa
un caballo

de luz      un espejismo
fluyendo
sin parar

llama de coces      voces

ese torrente
ese sonoro
llamado
caballo


III

un modo de montar
cuando fundo la palabra
confundo caballo con
jinete: una sola cosa

cuando la cosa sólo
es una: el modo
la manera de montar
un oscuro caballo

cuando sola y mortal
confundo
la montura y fundo
el eterno
caballo del fluir

cuando una sola cosa


IV

pobre mortal montura
que al eterno caballo
del fluir enamora

y se adormila con la luz
arena diamantina
de su ingenua oscuridad


V

triste yovaca
gimes tu condición
de alverre: dar

vueltas y vueltas
   la que no fue  
alrededor de la casa
de la pampa oscura

   la que no pudo

ser la que no

alverre vaca


VI Caída

de la tara del árbol
de la duda
vaca yendo
a su suelo de tierra
a su lugar
cayendo
va cavando el
suelo de la tara de
su tierra dura
duda y abierta herida
en su cavar: hueco
que va llenando
lleno por donde vaca
yendo herida
abierto cielo de su herida
desierto suelo de su dolor
sentido
duelo consuelo
a su vacar que a cábala
llenando
valle nando

 

 

VII MUERTE DE LA VACA ANCESTRAL
 
caen de mi cabeza
las cenizas que a tu vientre
sepultan
 
lluvia es el tiempo leve
levísima la furia
que de caer no deja
sobre las teclas bizcas
de tu batón
 
un desierto se traga
tus tripas cantarinas
 
la tierra se abre así
mortal cerrojo
de telones rasgados
 
y yo escucho crujir
en los papeles
tu mugido final
 
 
 
 
 
2
 
Yo vi jugar al ciego de Baudelaire.
Vi cómo levantaba
sus ojos hacia el cielo.
Al ciego vi como si yo me viera
escarbar en la cuenca
vacía de un bolsillo.
 
Y las cejas finitas
de la polaca más famosa
en la Isla Maciel
como si fueran mías
alzarse vi hacia dios.
 
Pecadores y justos
en un libro de calles
dispersas
 
una madre cantaba: vaite
a lavar, porcona,
vaite a lavar”.
 
Era la mía yo la vi.
 
 
3
 
infinitas agujas alzan
las costureras
para coser el ruedo
del reino
de los cielos
 
creo en la gran gallina
viuda de toda
madre
 
creo en
la Ponedora
purísima del casto
huevo celestial
 
estrofas de su estola
de mi destierro
maman
 
telarañas del peso
de la culpa
caen
en la frase
 
el alma se me vuela
por la boca
el cuerpo se me pudre
hay hueco en el vacío es
la pérdida intacta
de las que
aúllan como yo
porque nunca
llegaron a incubarse
 
  
(Del llibro:: Poesía reunida,
Hilos editora, 2023)
 
María del Carmen Colombo

 

 María del Carmen Colombo (Buenos Aires, 1950). Integró el Grupo de Poesía El Ladrillo. Ha publicado: La edad necesaria (1979); Blues del amasijo (1985); Blues del amasijo y otros poemas (1992; reedit. 1993); La muda encarnación (1993, reedit. 2006); La familia china (1999, reedit. 2006, 2012, reedit en Chile, 2016); Los sueños del agua ( 2010, poesía para niños); Antología (Fondo Nacio­nal de las Artes, 2016). Además publicó: "Bulín”, poema ilustrado (En Editora -Esteban Mellino-, 1976), 'Santo y seña”(l984) y "Folletín” (1998). Publicó, en narrativa: El cuaderno de música (2016), y una plaquette, "El país del miedo” (2016). Ha recibido, en otros, el Primer Gran Premio de Poesía V Centenario (1992) y Mención Especial Premio Nacional de Poesía, Producción 1996-1999 (2005)-Integra antologías de poetas argentinos editadas en el país y en el extranjero, entre otras, Puentes/Pontes (Fondo de Cultura, 2003) y 200 años de poesía argentina (Alfaguara, 20I0). Colabora en diarios y revistas. Inte­gra el Consejo Editorial de Hilos Editora. Desde 1980 coordina talleres literarios.

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lunes, 8 de diciembre de 2025

SANGRÍA


Quieren que intentes ser
como ellos para que sepas
que nunca vas a ser uno
de ellos, quieren que creas
que sos igual a ellos, te quieren
sentado a su mesa
quieren que quieras estar
sentado a esa mesa, te acercan
un pastillero de plata maciza
con forma de calavera para que
te empolves, esperando que muera
la conversación, esperando la muerte
definitiva de la conversación, esperando
que nadie converse, hacen señas
para que te traigan un trago
lo que tengas ganas de tomar; de algún
modo esa es la señal de la saña, hay bebidas
blancas, doradas o la opción de mezclar
jarabe negro con un jarabe
negro que aligera la irrigación de la sangre
para que irradies ideas algo idas que puedan
ser usadas por ellos como propias o llegado
el caso en tu contra.
 
Alguien quiere huevos rancheros
piden huevos rancheros, alguien quiere cigarritos
dominicanos, traen cigarritos dominicanos, agua
filtrada en una botella de Bulleit, pepinillos deca
pitados en una tabla de madera, ¿la mente
es un lugar común?, la mente es un lugar común
el sol se hunde rápido a las seis de la tarde
obtura el sentido que pudo haber tenido el día
dando paso a trece horas de oscuridad, en esa repentina
falta de luz es difícil calcular si estuviste
abusando de su hospitalidad, si es el momento indicado
de levantarse de la mesa, en algún punto esa
es la gracia: quieren entretenerte
un rato a su lado
para que entiendas de a poco
en la semipenumbra que ahí nadie
está de tu lado.
 
 


El que se quiere matar
no es que crea
que no tiene futuro
 
proyecta el futuro en exceso
hasta volverlo
mercancía de su muerte
 materia que mataría
en mente tiene
demasiados proyectos
que se condensan
en un solo proyecto
inmediato
 
su único fin
es proveerse un final
 
reducir todo a nada
para que
con un apagón definitivo
eso sea todo.
 
 
 
 
Nadie toma sangría en este lugar
aunque algunos italianos
en sangriento sacrilegio
le ponían durazno al vino tinto; acá
se toma jarabe negro mezclado
con otro jarabe negro
 
este vaso con hielo no es más
que una aproximación
a la sangría así como la sangría
se puede entender
como una aproximación
a la sangre
 
dicho de otro modo
si el vino representa
la sangre
 
la sangría viene a ser
tu sangre fría.
 
 
  
Todo sistema comienza
             estafándose a sí mismo
para así poder idear la manera
más eficaz de estafar a los demás
hasta que los demás sientan
el ansia por estafar como el modo
más natural de estar en el mundo.
 

  


Los que más creen
que una convulsión descomunal
tarde o temprano sucederá
son los que se quedaron
con casi todo por medios que nunca
pueden ser sino
una estafa, por eso
están siempre al borde del pánico
cuando se supone que no les falta nada
como para ponerse tan nerviosos
ante la más mínima amenaza; en sus mentes
repasan sin cesar
los planos del refugio de cemento
que saben deben mandar
a construir para resguardarse
cuando el hacha de los hechos
y la revuelta definitiva llegue
hasta sus tranqueras
con demandas innegociables
después de cantar
consignas
con el armamento en alto.
 
 
 (Del libro homónimo,
Ed.Rapallo, 2023)
 
Martín Gambarotta
 
 
 
Martín Gambarotta (Buenos Aires, 1968) Publicó: Punctum (1996), Seudo (2000), Relapso+Angola (2005) y la plaqueta Para un plan primavera (2011). Refrito, una especie de (anti) antología personal, se publicó en Chile en 2007. Existen cinco ediciones distintas de Punctum.
 


 

sábado, 6 de diciembre de 2025

MORIR ES OTRA CALLE

 


"De tanto vivir frente al cementerio
no me asusta la muerte ni su misterio"
               Alfredo Zitarrosa

I

 El relincho de los caballos trajo la voz del abuelo

                                  / en otro amanecer.

Afuera pasta una ilusión que no ha dormido.

Es pasto el pensamiento de la especie.

Tu amor duró una noche y se ausentó en la luna.

No quiero reescribir esta historia mil veces.

No quiero tu cansancio entre las flores.

Este es el primer poema,

el que traza el error de la existencia.

Hay algo que se escribe tierra adentro.

Lo que habitó en tus ojos. Ya no quiero llorar

me basta con tus manos. Tus caricias.

Es tu acento otoñal el que devuelve el fuego.

Tus ganas de dormir sobre la geografía del acento.

Madre devuélveme la luz, estoy herido.

Ya no sé cómo hacer para dormir en tu misterio.

 

III

 

Cuando te fuiste de verdad, cuando cerraste la puerta

no pude comprenderlo.

Era la primavera más triste de mi vida.

No pude darte amor.

No pude hacerlo.

La pena se inmoló con el abismo

y el abismo fue sueño verdadero.

Dios no sabe del viento pero guarda tu imagen.

 

VI

Quítame este dolor que me acompaña, llévame al cielo.

No me dejes caer sin avisar

porque peor que la muerte es el olvido.

Buscaba tus palabras mi Dios pero no las oía,

                       / solo fingía escucharte.

Dame de tus palabras el claro amanecer de las gaviotas.

No quiero despedirme entre tus ojos.

 

 

VII

El día que llegaste todo fue algarabía

un antiguo rumor cruzaba el cielo.

El otoño bordaba tu silencio

y cada estrella daba su veredicto.

Señor quiero decirte ahora que he sido una mentira.

Un paquete con años

que los años borraron.

 

XII

Indagar entre escombros. Dejar caer la luz.

Indagar entre fuego y caída.

Dar cuenta de los días.

Nadie sabe del todo a dónde vamos.

Dónde se oculta el cielo y el final.

El infierno y el paraíso están acá, adentro.

Dejar caer la luz. Dar el silencio.

 

XIV

 

Dejar caer los hombros sobre el polvo.

Buscar los días en los días perdidos.

Morir sin la razón de los que mueren.

Dar el centro del fruto como el árbol.

Salir simplemente salir, atravesar las calles.

Desmerecer la idea. Describir otra imagen.

Lo que se lleva el fuego.

Morir es una calle.

 

XV

El sueño verdadero el que traza una línea

Y se deja llevar inútilmente, el que maldice el horizonte

Y lo reclama para salir de vos, para encontrarte.

Te pido que me llames esta noche.

Que me des tu señal aunque sea tarde.

Necesito de vos. No sé cómo decirlo.

Quiero morir el día. Quiero nombrar la noche.

 

(Del libro homónimo,
Ediciones del Clé,2024,
Envío del autor.)
Martín Carlomagno



Martín Carlomagno nació en Concepción del Uruguay, Entre Ríos, en 1978. Actualmente reside en Paraná, Entre Ríos. Ha publicado los siguientes libros de poemas: Escombros (Edición del autor) 1999; Ruinas del Paraíso (Ediciones del Clé) 2002-; Confesión del visitante (Ediciones ríos al mar) 2003; Lo que no fue es Resplandor (Tráfico de arte) 2005; Isla que mira hacia un diván (Cuadernos del Señalero) 2006; Apuntes sobre el cielo de abril (Tráfico de Arte) 2007;La inocencia y el viento (Ediciones del Clé) 2014; Postal del desamparo (Ediciones en danza) 2018; Haiga Réquiem (Ediciones en danza) 2020; De cuando la nostalgia (Ediciones en danza) 2022; Despertar entre hojas (Ediciones del Clé) 2023 y Morir es otra calle (Ediciones del Clé) 2024.


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jueves, 4 de diciembre de 2025

CUADERNO ABIERTO

 



Marina

El grito de la gaviota,
en la medianoche de invierno,
eriza la atención
sonámbula,

                    y el ojo ve
de súbito, su hora: acantilado, espina.
(Y sombra,

en la memoria -que te pierde, como
un mar sus islas.)



Allá en el fondo,
como una madre o una muerte,
la montaña nevada;
y a su lado,
las hojas nuevas de los árboles, labios
de balbuceo y aleluya...

Sube,
hablando a solas,
despidiéndose.


Alejandro Nicotra (Argentina, Córdoba, Sampacho, 1931,2024)

Pueden LEER más poemas y biografía en entradas anteriores.




martes, 2 de diciembre de 2025

MUCHOS POEMAS


Piedras

Había unas piedras
grandes y bestias
en un camino
en la montaña
las piedras son tan duras
que no necesitan piel
aunque el agua les imprime
una piel suave
y el viento
cierta piel de gallina
a la sombra son frías
y son calientes al sol
hay una con forma de zapato
o de cabeza de perro
y otra con forma de sapo
que es una de las formas más comunes
entre las piedras
un árbol creció sobre una piedra
se adhirió a ella
tomó su exacta forma
la raíz no podía penetrar
como en la tierra
era un árbol que vivía de la lluvia
o del aire
o del amor a su piedra.



Fronda

Hay plantas
que ponen toda su fuerza
en la raíz
otras en dar hojas
o crecer para arriba
yo sería de las que se van en hojas
muy desarrollada a simple vista
pero cualquier vientito y chau.



Vestidos

Creo que el vestido 
es la mejor vestimenta 
para el espíritu 
y más si es liviano 
largo 
lánguido 
hay vestidos 
que son espíritus 
ellos mismos.



Romántico

Alguien arrojó una flor
a los pies del banco
en el que me iba a sentar yo
me tiro en el banco
iguales las dos
arrojadas
por un sueño de amor.



Cuerpo humano

Con una piel 
más suave 
que cualquier tela 
desnuda 
al aire
la belleza animal 
la diferencia 
en la igualdad 
lo que por siglos 
se intentó tapar 
esta perfecta 
simplicidad.



Sinfonía

Sinfonía de la naturaleza 
¿bajo qué música vivimos? 
bajo la música de los que cantan 
y de los que hacen sonidos 
al moverse
los que no se mueven ni cantan 
hacen la base 
con sus latidos.



Arroyo

Camino por al lado del arroyo y pienso 
que quisiera ser como él 
tener una vida 
siempre igual
aunque con sus variaciones 
puede ser correntoso 
o estancado 
un hilito de agua 
y siempre es el mismo 
con la misma elegancia 
con la misma seguridad 
hay gente así.



Si alguien te lleva de la mano

Si alguien te lleva de la mano 
te das cuenta
de que la mano tiene corazón
dos manos juntas
se entienden más
que todas las personas
que todos los seres
están juntas
completamente
si alguien te lleva de la mano
solo la mano vive
el resto del cuerpo
está desmayado
la mente duerme
y vas
como un barrilete
a cualquier lugar
que siempre te sorprende.


(Del libro homónimo,
Edic.Neutrinos, 2021)

Roberta Iannamico



Roberta Iannamico nació en Bahía Blanca en 1972. Actualmente vive en Villa Ventana, provincia de Buenos Aires. Publicó los libros de poesía El zorro gris y el zorro blanco, el zorro colorado (vox, 1998), Mamushkas (vox, 2000), El collar de fideos (vox, 2001), Tendal (del Diego, 2011), Celeste perfecto (Crudo, 2003), Dantesco (vox, 2006), Muchos poemas (Voy a salir y si me hiere un rayo, 2008; Neutrinos, 2017), La medialuna (Belleza y Felicidad, 2010), El día nuevo (autoedición, 2013), Nomeolvides (vox, 2015) y Qué lindo (Zindo y Gafuri, 2015). Es autora de libros de literatura infantil, adaptaciones de cuentos clásicos infantiles y textos escolares para docentes y alumnos de escuela primaria. Es cantautora y coordina talleres de poesía y de composición de canciones para niños y adultos. Codirige la Editorial Maravilla.


Fotografía: Perfil del Face de la autora. 

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domingo, 30 de noviembre de 2025

PARA EL LADO DE LAS COSAS SAGRADAS (2009)


Leíamos en la Biblia



Cuando te toca el agua (los dedos o los labios) te convertís en agua.
Cuando te toca la sopa (los labios o el pecho, con su talón al rojo)
te convertís en pan (un pan negro
lleno de hormigas
que van hacia el desierto...).


*

Pisá el agua y andá en patas por su ribera, 
recogiendo flores para los demás.

*

Mirá la piedra de donde fuiste cortado.
Mirá la caverna de la fosa de donde fuiste arrancado. 
El desierto como paraíso, 
y la soledad como huerto.

Bailando en las brasas, 
bailando en las brasas,

pero pisando el agua, 
apoyando la planta entera 
para grabar su orden líquido 
en la raíz.


*
El silencio de un mundo sin crear.
Nuestra vida es humilde porque existe el azar. 
El dolor es puro,
para el lado de las cosas sagradas.



APARICIÓN

(Fragmentos)



La música abollada de la campana.

Una sombra de laurel en cada plato, Ceferino.

¡Ceferino! Tu madre es un cordero en un pozo a la que dejaste agonizar
en el parto.

¡Ceferino! Tu madre tiene un cuello de cristal en el útero.

La hoja de laurel que dejo junto al plato tiene el peso de un bosque, frío, la luz. Es una huella donde apoyar la mirada para que no te quedes mirando el plato vacío. Eso es lo que había para vos. Un pan viejo, un vaso de agua. Un poco de miel. Té en la noche. Y el peso del olvido sobre lo que queda de tus huesos. El arca rota de la memoria con una deriva perfecta: la de hundirse...

Yo tengo el duro ejercicio de recordar tu nombre. De soplarlo al oído, en la noche. La brisa del sueño es áspera, tiene murmullos de viejas antiguas que te desearon con ardor silencioso. Esa brisa también recoge de mi boca tu nombre y lo esparce. Te encontré en el centro del silencio, en
un ayuno.

Tenías el peso de unas plumas apenas. Descansabas hacía mucho. Tus
huevos se habían ahuecado, y habían formado dos colmenas de miel. ¡Eso! ¡Llenas de abejas!


*  

Esta es la historia 
de la aparición

de un Cristo loco,
(sueño y horror!!)

eran las navidades,
las navidades en San Miguel,

apareció una sombra 
por los platos,

bajo el agua tibia 
de los caldos y del vino, 
del agua (Ceferino) 
y de los huesos.


*

Una mala memoria está escrita con alaridos.


*

Este Cristo,
cuando mi padre lo entraba, 
dijo: poneme un nombre nuevo.

Y se desplomó.

De sueño.

De agonía.

Y le puso Ceferino.

Y ya era Ceferino.

Pero esa noche alcanzó a soñar unos segundos. Y fue muy leve.

Soñó que era una pluma...
Cayendo 
por un hueco.
Una pluma 
de pichón
por el hueco del ascensor.
El hueco de un ascensor soñado en la casa del campo, en el eco de una lejanía: las civilizaciones chocando en el aire. El rugido de dos leones chocando en el aire. Los cristianos contra el muro. El rugido contra el muro. Dijo: “si todo explota yo salvo las campanas”.



¿Quién lava su pelo en el río?

(¿O lava al río con sus pies?)

Aguas mansas
que llegan secas a sus pies,
y se mojan en la tarde,
al pie de un sauce, recobran el agua
del llorón. Así son las aguas
del diluvio, preservan el calor, el vapor amargo
en la superficie, un bracito
del Paraná por el curso del arroyo
hasta San Miguel,
donde está extendido su callo
de mortaja. En una casa blanca.

*

La fuerza
del roble que no pueden voltear

La fe de un paraíso talado, de un sauce llorón talado, 
de un quebracho talado,

las raíces rotas:
las alas rotas del hornero,

la tierra en su ancho talón


*

A los tres días todo parecía natural, Ceferino. Apareciste.

Ningún nombre se sostiene en el tiempo, pronto te llamarán Sixto, Juan, pensé.

Rozarse los bordes hacia el imán de la boca que Nombra.

La respiración de Ceferino proviene de su mirada: vio todo.

Vio bajo el agua.

Vio entre el fuego.

Oyó también los gemidos, los llantos y el placer.


*

Porque todo se imantó, 
y las colillas mismas del sueño 
rajaron hacia La Fuerza.

Estaba soñando, y la cola del sueño espantaba las moscas. Y mi hermano Pedro esa noche se transformaba en mesa. Porque la llegada de Ceferino produjo una secuencia de cambios, algunos casi imperceptibles. ¿Cómo se transforma en mesa? Primero se transforma su carne en pan, en la misma cama donde duerme. Ahí mismo se va llenando de moscas. Lo llevan a la mesa. Y el espíritu de mi hermano queda en la mesa. En la mesa donde Ceferino parte y multiplica los panes para el resto queda fundido su espíritu. Y ponen una Biblia sobre esa mesa.

(Del libro: Poesía mundial,
1998-2018-.Edic.Neutrinos,
2025)

Martín Rodríguez 


Martín Rodríguez nació en Buenos Aires en 1978. Publicó los libros de poesía Agua negra (Siesta, 1998; Gog y Magog, 2008), Natatorio (Siesta, 2001), El conejo (Del Diego, 2001), Lampiño (Siesta, 2004; Primer Premio del Fondo Nacional de las Artes, 2003), Maternidad Sardá (Vox, 2005), Paniagua (Gog y Magog, 2005), Vapor (Vox, 2007),Para el lado de las cosas sagradas (El niño Stanton, 2009), Paraguay (Vox, 2012), Ministerio de Desarrollo Social (Determinado Rumor, 2012; Mansalva, 2018) y Balada para una prisionera (Caleta Olivia, 2023). Publicó el libro de ensayos políticos Orden y progresismo: Los años kirchneristas (Siglo XXI, 2014). Es coautor de La grieta desnuda: El macrismo y su época (Capital Intelectual, 2019) y compilador de ¿Qué hacemos con Menem? Los noventa veinte años después (Siglo XXI, 2021), ambos junto a Pablo Touzon, con quien también fundó la revista Panamá en el año 2013. Poesía mundial reúne veinte años de poemas publicados entre 1998 y 2018.

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viernes, 28 de noviembre de 2025

UNIDAD LLUVIOSA




Entre dos filas de álamos
la lluvia sobre la carretera gris
es una desolación personal en este valle
y la ley invencible que la aplasta
hacia los cerros boscosos
define mi secreta unidad con el paisaje.
El espacio lluvioso reúne lo distinto,
se adhiere a mí
y prueba la consistencia de su verde mojado
en mi ambulante presencia terrestre.
Ahora silba un zorzal entre las hojas:
confirma que la vida es una complicidad 
que también incluye la devastación
y porque estoy de pie
canta para integrar a todo lo que respira
este jadeo disociador al borde de la carretera.



Teólogo en la ventana

Este cerrado dolor de cabeza
causado por la presión del mundo visible
reclama un significado.
Pero la visión de la calle desde mi ventana
solo ofrece alternativas a una apariencia dislocada
hecha de fragmentos trémulos, colores dudosos
y un sufrimiento de cosa oscuramente mezclada consigo misma.
¿Qué materia desean los ojos y que no pueden ver?
No esta especie de traición a lo largo del pavimento,
la naturaleza criminal que revelan los automóviles,
el taciturno rumor de los objetos manufacturados,
la vacilante verdad de la muchedumbre hacia el ocaso,
los asuntos de esta terrible sociedad que se aplasta al planeta.
¿Cuál es la relación de esta escena con el otro orden?
La divinidad está aquí por delegación sombría.
Hay un millón de ventanas y cada una padece
su teólogo fracasado ante la única realidad posible
con su correspondiente dolor de cabeza al anochecer.


Joaquín Giannuzzi (Buenos Aires, 1924-Salta, Argentina, 2004)-Obra completa, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2014.

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