La casa rodeada
por el camino de piedras,
piedras que chasqueban
anunciando unas pocas
llegadas y partidas.
Un balcón estirándose
hasta tocar el Limay,
de telón barda rebelde,
un jardín,
toda la chacra era un jardín,
un pino
artífice de los rituales de navidad,
una farola- partenaire de danzas.
Una calesita y una hamaca.
Más allá
la acequia,
las ranas
besándose en la orilla,
el bajo
(sacrílegos los pasos
que osaban internarse)
los rayos de sol
filtrándose en ocres
entre las hojas caídas.
Una mesa de troncos,
un banco,
lugar de reunión de los peones.
Después, los frutales y las vides.
Por encima, el ojo de una nena
comprendiendo la abstracción de lo lejano.
veinte años
es sólo una medida
del instante siglo
una lámina incolora
que no me ha dejado
ni siquiera mover
tu foto de mí.
por el camino de piedras,
piedras que chasqueban
anunciando unas pocas
llegadas y partidas.
Un balcón estirándose
hasta tocar el Limay,
de telón barda rebelde,
un jardín,
toda la chacra era un jardín,
un pino
artífice de los rituales de navidad,
una farola- partenaire de danzas.
Una calesita y una hamaca.
Más allá
la acequia,
las ranas
besándose en la orilla,
el bajo
(sacrílegos los pasos
que osaban internarse)
los rayos de sol
filtrándose en ocres
entre las hojas caídas.
Una mesa de troncos,
un banco,
lugar de reunión de los peones.
Después, los frutales y las vides.
Por encima, el ojo de una nena
comprendiendo la abstracción de lo lejano.
veinte años
es sólo una medida
del instante siglo
una lámina incolora
que no me ha dejado
ni siquiera mover
tu foto de mí.
Marina Kohon (Mar del Plata, Argentina, 1965- reside en Bahía Blanca)
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