Seguí los pasos de aquel poeta japonés
que, enojado porque no lograba
componer el poema de una mariposa,
salió al jardín, rompió el papel con furia,
lo arrojó al aire, y los pedacitos de papel
se posaron en las ramas de los árboles.
Yo tampoco pude lograr el poema.
Y sin embargo no obtuve el mismo resultado.
Me quedé absorto mirando el ficus
y después el suelo: sentí compasión por los
pedacitos de papel esparcidos a mi alrededor.
Los examiné en silencio, lentamente,
como si practicara un ritual milenario.
El sol de la tarde bajaba y el canto de los
pájaros se escabullía detrás de los tejados.
Había algo de poesía japonesa en el aire.
Luego fui por un cesto. Y en él arrojé,
una a una, todas mis mariposas muertas.
The monster
La tortuga raspa su caparazón
contra la reja del ventanal. Produce
un temblor que retumba en los vidrios.
Es evidente que quiere entrar.
Insiste levantando la puerta de la reja
unos milímetros y se queda mirándome.
Yo le hago un gesto de susto, como en las viejas
películas de terror. Me gusta que ella crea,
aunque sea por un instante, que representa
una verdadera amenaza para toda la familia.
Máximo Ballester
Máximo Ballester: nació en la ciudad de San Fernando (Buenos Aires, Argentina) en 1964. Cursó talleres de literatura con Claudia Torre y de teatro con Rolando Malié en la Biblioteca Popular de Martínez. Escribe poesía y aforismos. En 1998 apareció “Disfraz al agua” (Ediciones Ocruxaves), su primer libro de poemas y, luego de participar en varias antologías, publicó en 2008 “Musas Extraviadas” (Editorial Dunken), que reúne buena parte de su producción de los últimos años. Su último libro es “En la orilla”, publicado por Ediciones del Mono Armado en 2009. Reside en la ciudad bonaerense de San Isidro.
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