viernes, 16 de agosto de 2013

La ruta del marfil




Temí y amé lo incierto.

Volé con la inmensa felicidad de los ingenuos.

Y pequé

cada vez
que tejí con espuma

los ojos del amor.



Vi soles brotando
resplandor que se posaba en las pieles
hasta abrirse en oros
vi los rojos y amarillos del deslumbre
vi la terrible oscuridad
en lo brillante.



Cuánto puede demorar una voz
en qué punto estalla
¿no notas lo que se abre?
el tajo que crece y crece
y nos absorbe con su lengua espinosa.
¿Cuál es el límite del golpe
que decapita a lo oscuro
para que la verdad se derrame?



de las Ipomeas ...

hacia el sol en su alto cenit 
la mujer
despliega sus tallos 
de filigranas voraces

-no hay súplica-

solo un hambre de cielo y  nube 

-igual al mío-

un corsé de hojas 
en profusión de flores 
que entre los resquicios 
se siente soplo

un armazón que vuela 
en complicidad de rayos

espíritu azul que se esfuma 
en el letargo del frío.



Ser libre quizás sea
prolongarse
hasta ascender en el sueño
ser desnudez de la palabra
bajo la sisa del mundo
y dibujarse en los huecos
que los sonidos no tocan.



aullar sin luna aullar
a la noche llena
bajo el reflejo del poema que me cubre
y me desnuda
hasta ser sólo el punto
detrás del párpado
que ausente en la inmensidad
se aquieta.



Hablo del hastío
que atraviesan las palabras
cuando agotan su peso
ese lugar
entre mi silencio
y el piso de tus ojos.



de los reflejos de la última palabra...

Como un cisne
que peina el reflejo
con sutiles destrezas de agua
así, rozo tu frente
en la hora en que la luz rebota
en la hora de las ráfagas de oros espejados
en la hora, el minuto, el instante
del adiós.

(Fragmentos
de "La ruta del marfil",
Alción, 2012)

Marina  Kohon (Mar del Plata, Argentina, 1965- reside en Bahía Blanca)


 Desde el 2003, administra un blog de arte celta- irlandés que se llama Orgham, y que puede leerse aquí.







1 comentario:

Daniel J. Montoly dijo...

Resulta en un placer inimaginado leer la poesía de Marina C. Kohon, por la fuerza intelectual que sus versos encierran, pero también por la capacidad emotiva para sugerirnos un mundo en contraste sin apelación al burdo sentimentalismo.

Mis felicitaciones a la poeta.
Daniel Montoly