Los vendedores
de paños de cocina han invadido la ciudad
y tienen el
monopolio amoroso de madres, parientes
y amigos.
Los de sexo
masculino se acostaron con nuestras novias
y nosotros
hicimos otro tanto con las bellas vendedoras.
Es por eso y no
por la resaca o la marihuana como crees
que Julián se
queda absorto al secar un plato o afilar un
cuchillo.
Los vendedores
de paños de cocina irrumpen en la tarde:
somos nosotros,
los primos, hermanos, los tiempos.
-¿Buenas
tardes, se encontrará la dueña de casa?
Piensas en
trucos de supervivencia, en la invasión
y en el diseño
de paños que se llevan los vestigios de la mesa.
Los vendedores
de paños de cocina han invadido la ciudad,
cortan la parte
no roída de manteles y ropavejerías;
estropajos para
tardes cesantes sin platos que lavar,
hurgan en
cuartos de trastos y recuerdos.
Observan en el
mercado de Av. Independencia
el brillo en los
ojos de las mujeres al mirar las telas
que imaginan
vestidos para un verano o una gala .
Germán Carrasco (Santiago de Chile,1971)
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