En mitad del invierno. Lo más crudo. Te
poseo dice mi mente. Poseo qué, poseo
a quién. Alzo la
vista. Posee el mirarnos
dicen las ramificaciones de la sepia,
negro liquen, húmedas. También
el ver, que quiere
sentir más de lo que ve.
También, en la mirada, el sentimiento de
posesión, plegándose y desplegándose,
abriendo el mar en
abanico,
y hay una nube sobre el suelo azul ahí
arriba, y vientos que el ojo ama tan profundamente
que no le importaría
licuarse y derramarse
pagando así su
precio—
y el impulso de poseer te estremece, es
primavera antes de
tiempo—es esa
inflamación—es la fragancia imaginada cuando uno
se inclina, antes de que la cosa esté lo
bastante próxima—in-
clinarse con ojos
bien abiertos—aunque nada de esto pueda hacerle
feliz—
porque, al alzar la vista, el cielo hace
que lo escuches, sabes por qué hemos venido dice su
azularse, sabes de
corazón esta ansiedad, azul, azul, qué
pandemonio, nebulosa de tallos raíces
llantos hojas amo y esclavo, la cosecha destruida,
agua por todas
partes no
potable, con
residuos radioactivos, y residuos corporales
humanos, y cuál,
dice el corazón de ojo
pensante, es el último color visto, la ultima
palabra oída—que alguien dejó atrás, y
luego no hay atrás
acaso hay una
piel del yo poseo que puede extraerse raspando el interior de
la mirada—no,
no puede—y siempre
alguien que pasea silbando una
canción, así es la
vida dice, sonriente, allí, así era la
vida—y las ramas del corazón con sus
arterias salvajes—me
poseo a mí misma, poseo mi
partir—el halcón que observa desde el
árbol—habré de prender fuego a la cosecha para
que solo sea mía susurra el aire —
y el balanceo
de alguien que cuelga de una soga, su soga el ojo
palpitante el día un
nudo en busca de cuello—
el incendio como arácnido y veloz, y la
idea de
amigos, qué era eso, y
el día, de invierno, en el que las lumbares
empezaron a dolerte
otra vez, y al final ellos arrancan los ojos
para comer y no olvides
la cita de las 6, la
profesora de tu hijo
quiere hablarte
de su futuro, y si no hay comida y la
lluvia es activada en todas partes según lo previsto,
y tratas de pensar en
música, en el azul de Giotto,
y si tienen que comerse los brazos por lo
menos él no sentirá dolor, y hay una
secuencia en la que
comen—el cuerpo es poseído por los
hambrientos uno espera
su turno—uno quiere
poseer su propio
turno—y ahí en pie,
no lo hagas ahora pero puede que recuerdes
besos—cómo besaste el brazo de él al sol
y
saboreaste el sol, y
esta es tu
nueva dirección, la de tu hogar—y las
cuerdas están cortadas nadie
mira ya hacia arriba
—ni hacia fuera—no—y
un día un cisne apareció de la nada en el
río sediento,
estaba
enfermo, mas flotaba, y el ojo sentía el
dolor de alzarse para interiorizarlo—te poseo a ti
dijo la antigua
sensación, quiero
empezar a hacer la
cuenta
una vez más, voy a contar lo que es mío,
ahora se mueve rápido, empezaré este
mensaje con un “yo”—yo siento la
sonrisa, alzo la mano para estar segura,
un sí sobre mis labios el sí lo toco de nuevo,
empiezo a contar, digo uno
al cisne, uno,
no te enfades conmigo oh dios mío, he
comenzado la acción de la belleza una vez más, en
el río que arde he
comenzado el catálogo,
tu mundo,
yo
tu mota de temblor que recuerda al dinero, su seco roce, dulce y raro
olor, ha pasado mucho tiempo,
su olor como el del lirio de los valles
a
veces, y agua estancada, y cómo
uno podría inclinarse,
acercarse a ella
y
beber.
(Del
libro: “Rompiente”,
Bartebly
Editores, 2014)
Jorie Graham(Traducción: Rubén Martín)
FUTURES
Midwinter.
Dead of. I own you says my mind. Own what, own
whom. I look
up. Own the looking at us
say the
cuttlefish branchings, lichen-black, moist. Also
the seeing,
which wants to feel more than it sees.
Also, in the
glance, the feeling of owning, accordioning out and up,
seafanning,
& there
is cloud on blue ground up there, & wind which the eye loves so deeply it
would spill
itself out and liquefy
to pay for it—
& the
push of owning is thrilling, is spring before it
is—is that
swelling—is the imagined fragrance as one
bends, before
the thing is close enough—wide-
eyed leaning—although
none of this can make you
happy—
because,
looking up, the sky makes you hear it, you know why we have come it
blues, you know
the trouble at the heart, blue, blue, what
pandemonium,
blur of spears roots cries leaves master & slave, the crop destroyed,
water everywhere
not
drinkable, &
radioactive waste in it, & human bodily
waste, &
what,
says the
eye-thinking heart, is the last color seen, the last word
heard—someone
left behind, then no behind—
is there a skin of the I own which can be
scoured from inside the
glance—no,
cannot—& always
someone walking by
whistling a
little tune, that’s
life he says,
smiling, there, that was life—& the heart branches with its
wild arteries—I own
my self, I own my
leaving the
falcon watching from the tree—I shall torch the crop that no one else
have it whispers the
air—
& someone’s
swinging from a rope, his rope—the eye
throbbing—day a
noose looking for a neck—
the fire
spidery but fast—& the idea of
friends, what was that, & the day, in
winter, your lower back
started acting up
again, & they pluck out the eyes at the end for
food, & don’t
forget
the meeting at 6, your
child’s teacher
wishes to speak to you
about his
future, & if there is no food and the rain is everywhere switching-on as
/expected,
& you try to think of music and the blue
of Giotto,
& if they
have to eat the arms he will feel no pain at least, & there is a
sequence in which feeding takes
place—the
body is owned by the hungry—one is waiting
one’s turn—one wants to
own one’s
turn—and standing there,
don’t do it
now but you might remember kisses—how you kissed his arm in the sun
and
tasted the sun, &
this is your
address now,
your home address—& the strings are cut no one
looks up any longer
—or out—no—&
one day a
swan appeared out of nowhere on the drying river,
it
was sick, but
it floated, and the eye felt the pain of rising to take it in—I own you
said the old feeling,
I want
to begin counting
again, I will
count what is mine, it is moving quickly now, I will begin this
message “I”—I feel the
smile, put my
hand up to be sure, yes on my lips—the yes—I touch it again, I
begin counting, I say one
to the swan, one,
do not be
angry with me o my god, I have begun the action of beauty again, on
the burning river I have
started the catalogue,
your world,
I your
tremble remembering, its dry touch, sweet strange
smell, it’s a long
time, the smell of it loike lily of the valley
sometimes,
and ponwater, and how
one could bend down
close to it
and
drink.
Jorie Graham nació en la
ciudad de Nueva York en 1950, pero se crió en Roma. Estudió Filosofía en La
Sorbona. Se graduó en dirección cinematográfica en la Universidad de Nueva
Cork. Fue en esa época cuando empezó a interesarse por la poesía. Es autora de de
11 libros de poemas: Erosion (1983), Materialism
(1990), Overlord (2005) y Place (2012)
-con este último obtuvo el prestigioso certamen británico ForwardPoetry Prize-;
entre ellos. . También ha editado dos antologías Earth
took of Earth: 100 Great poems of the English Language (1996) y The Best
American Poetry (1990). Entre los premios y reconocimientos recibidos por Graham destaca
el premio Morton Dauwen Zaubel de la Academia Americana e Instituto de Artes y
Letras. El libro The Dream Of The Unified Field:
Selected Poems 1974-1994 ganó en 1996 el premio Pulitzer de poesía. Actualmente, es
profesora de retórica y oratoria en la Universidad de Harvard.
IMAGEN: Jorie Graham, fotografía de Jeannette Montgomery Barron
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