domingo, 12 de agosto de 2012

RÉQUIEM PARA LEPIDÓPTEROS




CUMPLEAÑOS

Era sencillo legar al bosque
nos separaba de él una calle
la mesa estaba lista, el banquete
nos aguardaba, la canasta de mimbre se colmaba de
regalos
Mi vestido blanco con una margarita y un tallo agrieta
la herida del jardín,
trompos, el microscopio, el juego de té, los rastis, la
sombrilla
inventario en silencio,
Corteses los invitados sonríen y celebran
la célula que fuimos se transforma
con el lazo sola voy abriéndome a la noche
y ésta roza el borde mi vestido
el flash simula un relámpago
sonreímos, mi mano cercena el grito de las flores
los vasos de plástico apilados
una pirámide azteca
las velitas encendidas luciérnagas
titilan bajo el suave soplo del viento
de enero de 1969.



ISADORAS

Se presentaron una tarde dos nenas sin zapatos
golpecitos tímidos de los nudillos en la puerta
hacía frío, el típico frío de julio 
nos arrinconamos cerca del horno
las tazas de leche, el nesquik, las vainillas, lo que había
lo servimos bajo esas miradas austeras, agradecidas
la libertad corría pies descalzos casa quemada
en aquellas barrancas traicioneras para otros
volcamos en la bolsa de ellas nuestra orfandad
vos me explicabas lo que era la indigencia
yo anhelaba partir danzando, en puntas de pie
para que mi infancia se te grabara en el rostro que
arrebatabas
bajé con ellas las escaleras la noche instalada
nos despedimos con abrazos, promesas
iría del otro lado para verlas un día
como ellas correría por el bosque con el corazón
saltando sin pertenencia alguna sólo el movimiento

algo había roto la armonía de nuestro mundo
tuviste la certera intuición de no hacer preguntas
te aplicabas frente a tu máquina de escribir,
eran muchas horas al día,
la silueta de las Isadoras ardía en una fogata
la calle se preparaba para el desfile militar
amanecería con la parada bajo nuestra ventana

las niñas envueltas en banderas se pierden en el cielo.



NOCHE DE REYES

Había quedado suspendido el soplo
el viento apagó las velitas
bajo el pudor un tenue reflejo dio
a brillar las guillerminas y su hebilla de plata
una noche que fugaz escapaba por las ramas de los árboles
-jóvenes muy jóvenes mis padres-
tenés sangre azul propagaba el primo
aplastando los dedos en un merengue
mientras llenaba de dulce la estampa
de un dragón que ornaba el plato
-una princesa no llora en los cuentos-
besos de crema y buena voluntad
flashes continuos alumbran al cielo
tal un cometa feliz que quisiera
disipar la tristeza con fulgor prestado.



(De: Réquiem para
lepidópteros,
Huesos de Jibia, 2008)
Vivian Lofiego


(Atención de Alejandra Delgado)

Vivian Lofiego (Buenos Aires, 1964). Estudió Arte Dramático con Alejandra Boero, y ha trabajado como actriz  en el Teatro del Odeón de Europa", bajo la dirección de Lluís Pasqual. En la Universidad de la Sorbona obtuvo un D.E.A. en literatura hispana bajo la dirección de Claude Fell y Saúl Yurkiévich. Es autora de libros de poesía, libros de artista, ensayo, teatro y cuento.
Publicó en poesía: Obsidianas de la noche (1997); El árbol de Ariel (1999); Flor de letal (1999) y Naturaleza inmóvil (2003). Tradujo a Silvia Baron Supervielle, Bernard Nöel y André Velter. La editorial L'Atelier de brissants publicó en el 2005  su libro Pierre d'infini con prefacio de Bernard Nöel. También, ganó el concurso Julio Cortázar de cuento en España. Actualmente, radica en París.







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