NICARAGUA
Si, soy yo la que te toca
la que hace como si
no te toca pero te siente
desde atrás
sobre la espalda
y arquea el lomo
de gata
Mira me, sí
también yo he querido
que me toques
¿qué soñabas o pensabas?
o fingías no mirarme
y me olisqueabas
como gato, nocturno
que esperando la noche
hace siesta al sol
fiel a un sueño tan claro
y tan negro
–oh tremenda paradoja-
como roja nuestra bandera
y obsesión.
FELIPE
Pido perdón al viejo amor
por amar al nuevo
como si fuera el primero.
Te hubiera conocido antes,
un chingo de años antes
cuento te faltaban menos dientes, cuando
no te habías pegado el bicho.
Cuántas veces he pensado
ojalá te enamoraras de mí, tan fuerte, tan solida-
mente hasta pensar “Por ella, me cuidaré, por ella,
viviré por verla envejecer cerca de mi vida,
en órbita.” Ojalá, ojalá ojalá un enamoramiento
fulminante que te sustrajera de la muerte
Pero, el amor jamás ha salvado a nadie
conozco bien el cuento, y contra quién compito
no siempre una yunta de bueyes tira menos que
un pelo de concha
Contra el guaro, sagrado, y la milonga
nada puede hacer esta mujer
ni niguna otra
Y yo tampoco he
-cómo hubiera alguien
podido- salvarte
esta vez.
EPITAFIO: Wu Shu
VII
Cursi y rosa en el último minuto
antes de partir, sí antes de subir a un avión
podría ser el último
cuando los amantes hablan
del amor y del extrañarse
del deseo y del reencuentro
siquiera tal vez de lo bien
que la pasamos la otra vez
vos hablaste de compartir mis libros
con otra persona a la cual hasta ahora
olvidaste mencionar
Esa es tu idea de becario de la deconstrucción
Podríamos haber hablado de la esperanza, del creer, de la fe
mañanas nevadas, mañanas mullidas
edredones y sexo de revoluciones
vislumbrar pequeños fractales de manada
mi barrio el tuyo el nuestro
el futuro aquí y ahora, aquí y ahora
Pero no, mejor, no.
Decidís por mí una vez más
tramitar tu involución destruyendo a mi otra parte
IX
A fuerza de no olvidar
uno a uno los agravios
desaciertos improperios
memoria y olvido
recordaremos por qué
nos fuimos yendo
sostendremos el esfuerzo
la angustia cederá
sutil corte en el vientre
una cesárea impuesta
A fuerza de recordar la soledad infinita
sumida me encuentro
Odio adiós, no todo es perdonable
No volveré
X
Arrastro la pala, sepulturera
el cuerpo al hombro
cavo una fosa
honda oscura ronca profunda
es como el llanto hueco de una amante
como el hambre de amor rancio
ahi dormirá esta fatalidad
clavo una estaca de acero y 3 balas de plata
en tu pecho
incrusto un ladrillo en tu boca
silencio
nunca más me harás callar
echo tu cuerpo adentro
tierra y cal polvo al polvo te cubro
estás muerto
en la superficie trazo un pentagrama con sal
escupo mi última sangre mi último vómito
encima una tonelada de mármol
Carrara para liquidar
este romance para que
jamás vuelva a surgir
ni en forma de poema
Leonor Silvestri (Buenos Aires, 1976)
Los poemas publicados pertenecen a su libro: Guerra fría (2013. Ed. Germinal, colección Vertical. San José, Costa Rica)
1 comentario:
Me ha gustado mucho esa colección de versos.
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