Me presenté en un taller de escultura
El aviso decía:
Se necesita ayudante
con o sin experiencia
El me hizo
una prueba
Sacó de un cajón
una chapa cincelada
Y me dijo
¿Qué ves?
El mar, respondí.
Perfecto. Estás contratada.
Tomo las decisiones con los pies
El color de la nieve es según el lugar
aunque parezca raro
Todo músculo es música
por eso bailo
Me hace triste la fisiología.
Hablar de lo que sea, es un lujo
Despilfarro a veces
Inmóvil, hablo del hacer
El pasado y el futuro
están construidos con palabras
El presente es mudo.
Australiano, 40 pirulos.
Ojos azules y piel dorada.
Lo conocí pidiéndole una lapicera
Se hospedaba en el hotel de la esquina de casa
Me invitó a salir como pudo
Sabía poco castellano y yo poco inglés
Pero nos entendimos;
/ teníamos ganas de entendernos
Fuimos a bailar; bailaba bien
Nos besamos
A las seis nos fuimos a desayunar
y después lo acompañé al hotel
Me invitó a subir, y subimos; pero a la terraza
Esperaba sexo
Erré
Me masajeó los pies un largo rato sin hablar
Permanecí callada
hasta que repitió que quería
/ conocer el Himalaya
Andá, le dije
Al otro día me dejó flores con mamá
y una tarjeta con un poema
que hablaba del viento en mi pelo
Fue el primer y el único ramo
/ que recibí en mi vida.
Siempre quise ser como Madonna
y también, que un hombre me diga
que soy la chica más linda del mundo
Me gusta la palabra precipitarse
La disciplina no es para cualquiera
Voy a precipitarme, es fácil para mí
cuando se trata de hacerme daño.
De vez en cuando abrazo a los árboles
o apoyo la espalda
y me quedo así un rato
Hay uno, viejo, grueso y muy alto
cerca de un puente, al que han tuneado
con fibra negra y caritas felices
que pareciera ya no querer estar ahí
cansado de los ruidos y de la mente
Un día le hablé, le dije que era hermoso
que estaba al tanto de sus poderes
y que gracias.
(De: Tomo las decisiones con los pies;
Ed. llantodemudo, 2014)
Mariela Laudecina (Argentina; Mendoza -Córdoba)
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