Para que ya no sufras en esos tristes letargos
a los que te conducen las explosiones químicas
de pastillas e inyecciones en tus blandas venas
para que no estés tan sola
meciéndote en esa silla de mimbre
que como un decorado de otros tiempos
cuelga en el balcón de una casa de utilería
para que no confundan tu vejez con el candor
pues bien sabemos que aún siendo mi madre
contabas con dos o tres defectos
que te hacían más humana
hermosa y altiva como la imagen de una santa
para que los ángeles de túnicas doradas y escafandras
que siempre se entrometieron en tus sueños
parezcan seres menos exagerados
algo así como dos o tres astronautas
paseando en la vía láctea
para que no des más profecías envuelta en un jergón
sino en albos atuendos
que no te darán esa equívoca imagen de demente
ni siquiera cuando predigas el final del mundo
o la llegada de aves extraterrestres
para que te defendas de los vendedores
de baratijas y permanezcas invisible
delante de sus pagarés y sus megáfonos
para no olvidarte nunca
y porque mi siquiatra dice que todavía no destruyo
el fantasma de mi identidad
yo te decatipo
madre mía.
Enrique Sánchez Hernani
Enrique Sánchez Hernani (Lima, Perú, 1953). Es autor de Por la bocacalle de la locura (1978), Violencia de sol (1980), Banda del sur (1985), Altagracia (1989), Pena capital (1995), Música para ciegos (2001), Vinilo, 42 poemas del rock’n roll (2006), Quise decir adiós (2011).Su producción ha sido recogida en Poesía en rock. Una historia oral Perú 1966-1991 (2010); Me gustas tú. Adolescentes en la poesía peruana (2011). Actualmente, trabaja como periodista en El Dominical y la revista Somos del diario El Comercio.
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