Cantar con la segura
independencia con que lo hacen los hombres
sería la gran alegría.
No puedo lograrlo desde este
encastillado corazón de siglos.
Puedo hablar del amor, pero eso
ha sido todo dicho.
Puedo hablar del anhelo del
hijo, pero aún no es captar
todo el ritmo de los mundos.
Puedo hablar de la sangre, de
las calles sacudidas de ruidos,
del agua y las estrellas,
pero me falta la totalidad
lograda por el hombre.
Cantar con la íntegra serenidad
del poeta
y con la íntegra inquietud del
poeta.
No es incapacidad de adueñarse
de las cosas y traducirlas.
Es incapacidad de saber erguirse
definitivamente,
sin que nada sea falso, ni duro,
ni desenfrenado,
sino apenas natural.
Con la tierna y terrible fuerza
que da al hombre lo natural.
Abarcar con las manos, ¡tan
inútiles!
desde los temas de la audacia, a
los humildes temas de los días.
Años de años me vedaron la
comprensión del mundo.
Tengo que crear y vivir y mirar.
Tengo que abrir los brazos a las
corrientes de la vida.
A todas las corrientes.
Hasta encontrar las voces que
atraviesen el tiempo.
Hasta lograr los hechos
y situarse en la sencilla
historia de cada día que pasa.
Hasta lograr un alma saturada de
equilibrio.
Tierno y terrible equilibrio del
átomo y del infinito.
(De: Ciudad---
(1937-1943), tomado del libro:
Pescar por fin un corazón inquieto,
Poesías completas; Caballo negro, 2019)(*)
Emma Barrandéguy
Emma
Barrandéguy. Poeta argentina. Nació en la mítica ciudad de Gualeguay de la
Provincia de Entre Ríos, en 1914. Se trasladó de
su ciudad natal, Gualeguay (Entre Ríos), a Buenos Aires en la década del 30, recibida de maestra normal y con un título de bachiller obtenido en Guale guaychú.
luego de
su paso por el Diario Crítica, donde fue archivista y redactora, pasó a ser secretaria privada
de Salvadora Onrubia de Botana, con lo que accedió al movido círculo en torno
al diario Crítica. Buenos Aires le permitió ampliar sus intereses políticos
(era anarquista), canalizar sus experiencias eróticas y profundizar en la lectura
y la escritura, pero no suplantó a la provincia, a la que volvía con regularidad.
Es precisamente el relato autobiográfico y transgresor de su vida en aquellos
años, tal como lo presentó en Habitaciones (escrita en 1950, y publicada en Buenos
Aires, en 2002), lo que dio a conocer su nombre en el último período de su vida
y con el que obtuvo su reconocimiento “nacional”. Con
esa edición, Emma hace pública su vida privada; su escritura trabaja en un
cruce muy delgado entre la literatura y la autobiografía o el diario íntimo; lo
que le otorga una marca tan auténtica y original. Desde ese lugar también
escribió sus poemas. En vida, publicó cuatro colecciones: Poemas -1934-35
(1936), Las puertas (1964), Refracciones (1986) y Camino hecho (1996), dejando
inéditos más de la mitad de sus textos, que fueron reunidos por Irene M. Weiss,
en "Poesías completas", un libro altamente recomendable, publicado
por Ediciones del Copista, 2009 Ganó en dos ocasiones el prestigioso premio
Fray Mocho, la mayor distinción literaria otorgada por el gobierno de Entre
Ríos: en 1970 por la obra teatral "Amor saca amor", y en 1984 por la
novela "Crónicas de medio siglo" con un jurado integrado por por
María Granata, Isidoro Blaisten y Juan José Manauta. Murió en su ciudad
natal, en 2006. Pero no es la prosa sino la poesía, abrevada
también en la tensión centro-periferia, la que acompaña el ciclo completo de su
existencia: a los cuatro libros de poemas que publicó en vida hay que sumar una
vasta producción inédita. La reedición de su Poesía Completa, por Caballo Negro,
agrega otros inéditos, no recogidos en la edición Del Copista.
(*)Biografía parcialmente tomada de Irene M. Weiss.
IMAGEN: Fotografía de la autora, tomada de la página: Autores de Concordia, donde pueden leer más poemas de Emma, la novela "Habitaciones", casi en su totalidad, así como también una Biocrítica escrita por un servidor; más una crítica de la querida Claudia Rosa, inolvidable crítica literaria de nuestra provincia; entre otros muchos textos.
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