martes, 28 de abril de 2020

CARTA QUE VIAJA HACIA UN ATRIL




















Ahora que Cortázar se ha salido del cuadro
y andan aquí sus piernas tropezando mis libros
viaja esta carta por el mapa del mundo
hasta encontrar los ojos de tus ojos atriles.
                 Te cuento:
es la noche más fría de nuestro sur agosto
en el país más bello y más terrible,
donde aún nos acosa la maravilla
de pelearle a la vida hasta el último golpe,
hasta caer noqueados en un libro querido
o estaqueados a un compact
cuando la Sonata de Liszt  
nos recuerda que tus manos
derrotaron la crueldad y el oprobio.

Sabemos bien,
             sabemos para siempre
que el agua y la tierra
escribieron la gran partitura
para la música del mundo
cuando recuperaste la túnica de la libertad.

Sabemos bien,
            sabemos para siempre
            que la magia es una costumbre de tus dedos.
Una brujería sagrada.
Un sortilegio inconjurable.
Una convocatoria a los ángeles vencedores.
Una sabiduría.
Una fatalidad.
Un destino.
Un amor.
Un gloriam.

Cuando regresas a tu tierra,
           la nuestra,
y Bach corre limpito
y Scarlatti sucede
y una lágrima de Chopin nos habita,
la Esperanza levita sobre la Isla Puente
y muchísimos gurises
sonríen con zapatitos de colores
aquí en el Sur de América
donde el árbol dorado de la utopía
florece en la casa de tus manos.
Porque con la ceniza de tu muerte anunciada
encendiste la llama
la violenta agonía de vivir y vivir
en el sueño despierto
que nunca tendrá fin.
                                             A Miguel Ángel Estrella


(del Libro: "Sólo de garzas y otras levitaciones",
Ediciones Ríos al mar, 1998)

Marta Zamarripa (Argentina, Gualeguay, Entre Ríos)




IMAGEN:  Fotografía del pianista argentino Miguel Angel Estrella (sin créditos),tomada de una entrevista realizada por el Diario “La Voz de San Justo”.






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