El pleno
océano viene con su
jarra en la mano,
jarra de
vendaval de porcelana
del estero marino.
Mi corazón
la bebe,
mi garganta
destrina
y canto
al palmeral
que ya se arrima.
UN APARTE
PARA TRINOS
A Elida
Manselli
Buenos
noches, sombra de la
manzana,
todo el día
canta el zorzal,
alguien me
esconde y me devuelve
el cielo
alguien que
como yo canta contra
lo irreal
irremediablemente
cercano y
lejano de unos ríos,
de unos
niños,
de unos
ojos.
2
Oigo cantar los pájaros y ya no
es del trino,
sino del ultratrino bien
ardiente... y que sabe...
Viejecita que teje y el zorzal
se destrina al pájaro que
pasa nadando en la sobreagua
de las islas.
Zorzal de las tumbas
de frescura,
zorzal del padre ebrio en la
noche del subtrópico,
zorzal alcohólico,
zorzal agua,
zorzal bandolero semisalvaje
que ha matado a mi padre,
cantando aun menos de lo que
sabe.
3
Recorro un poco ya el país de
los amigos muertos.
Las horas más veloces van
pasando
y no tengo acuerdo con las
horas,
ni he pactado con el calvo
diablo,
con el manquillo de sombrero
de rosas encendidas.
Es que ahora, cuando canta el
zorzal, ¿sólo hay para mí
terror y color en el alba?
4
El alba oscura sin los cardos.
Los burros del verano cantan
contra la erótica del sueño,
el agua crece,
el agua abre sus puertas
marrones al diablo,
el agua pacta con las sombras,
pero le abre el paso
a mi caballo.
5
¿Dónde estarás, temporal de
agua en el fuego?
¿Sirviendo al junglear de los
loros?
¿Durmiendo en la cocina de oro
de un estero?
¿Abriendo la boca junto al
loro-serpiente del
pantanal?
Cuéntame el cuento de tu viaje,
en este amanecer lleno de
faroles
y de potros.
Temporal, se ha enredado mi
sombrero de espuma de coco
en tu corazón,
se ha vuelto loco mi sombrero.
A Juan Antonio Vasco
6
Zorzal clavel, ¿dónde estarás?
Junglear de amaneceres,
ardientes galas del indio
lagunar,
caliente tierra entre el trópico
y la tierra,
sirva todo de introducción a mi
memoria,
cante todo en la suerte de una
utopía sangrante
porque
después de haber nadado en el
mar
se abren los ojos
y comienza el paraíso real.
La realidad, totalmente
impopular, que se
entretiene en la
parte verde de los
ojos de los hombres.
MÁS QUE A
TI
Mucho más que a las golondrinas
en el
suave aparecer de tus ojos,
yo te amo,
y más que al recoger, en un acto
de espuma
de mi corazón, a las cañas dulces
solares,
más a ti que a esas vertientes
que bajan de lo
invisible
-acompañadas por el sol-
mucho más que a ti, te amo.
A Elida Manselli
( del libro: "Contradegüellos" I:
El tren casi fluvial, Eduner, 2016)
Francisco Madariaga (Argentina, Corrientes, 1927- Bs.As.,2000)
IMAGEN: Zorzal albino, fotografía de Mirta Arcucci.
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