EL
PARAÍSO DEL ESTERO
1
Cuando el pájaro,
pájaro del amanecer que detiene la tormenta,
llega hasta el fondo del verano colérico
y con sombras blancas,
que deslumbra a mi cabeza,
oh rey del mediodía, vuela mi sangre con la
tormenta del verano,
y la húmeda reina del amor
-con aros en el rostro-
reposa en el fondo del paraíso del estero.
Cascabeles de serpientes-leyendas
cantan desde el país del odio,
Cuando el pájaro,
pájaro del amanecer que detiene la tormenta,
llega hasta el fondo del verano colérico
y con sombras blancas,
que deslumbra a mi cabeza,
oh rey del mediodía, vuela mi sangre con la
tormenta del verano,
y la húmeda reina del amor
-con aros en el rostro-
reposa en el fondo del paraíso del estero.
Cascabeles de serpientes-leyendas
cantan desde el país del odio,
que me hace llorar de fuego,
y en el río salvaje nada el niño salvaje,
¿y quién lo podría recibir,
si aún nada,
y tiene el espíritu en los ojos?
y aún canta,
y no podría dejar de cantar su corazón,
que solo busca enterrarse
con el río de cristales rosados,
sin poder desligarse de la tierra.
2
y en el río salvaje nada el niño salvaje,
¿y quién lo podría recibir,
si aún nada,
y tiene el espíritu en los ojos?
y aún canta,
y no podría dejar de cantar su corazón,
que solo busca enterrarse
con el río de cristales rosados,
sin poder desligarse de la tierra.
2
Me he descubierto en mi propio corazón,
tratando de envenenarme en las vastedades
de las aguas.
La serpiente era la principal belleza
La serpiente era la principal belleza
dominante entre los colores de mi
sangre.
La serpiente que ardía en el final de la
frescura de mi memoria,
y copulaba con el tigre que salía intacto
de entre los juncos de oro.
Después de todo esto,
¿comprenderéis que no pueda decretar,
definitivamente,
ninguna Poética?
La serpiente que ardía en el final de la
frescura de mi memoria,
y copulaba con el tigre que salía intacto
de entre los juncos de oro.
Después de todo esto,
¿comprenderéis que no pueda decretar,
definitivamente,
ninguna Poética?
ALBARDONES
1
Los montes surgen a lo lejos
y con ellos se levanta todo el polvo
del fuego y del agua de las mis
entrañas.
Mis amigos, los silvestres,
ascienden
en la mañana lila atigrada.
2
Oh mi camino del tigre y de las
garzas,
yo bebo en la ciencia no-ficción
con mi potrillo de oro siempre
sanguíneo.
A Lucio Madariaga
CONTRADEGÜELLOS
¿Se han perdido las rosas de las
condescendencias?
¿Adonde están esas gracias de
librar
del degüello,
de bolear mejor,
pero no degollar?
¿Adonde están esos gestos de
gaucho-indio
acorralado,
pero no degollado,
sollozando por lo ruano de un
piafar?
¿Adonde están esas boleadoras,
boleando el resplandor de negra
o india,
y las vihuelas y el alba
coloreando
en la función
o el corral?
¿Adonde está mi propio
cancionero,
y la mano que entreabría,
levemente,
al palmar?
Estoy a mil kilómetros,
pero también escucho la
vibración del
mar.
A Gustavo Cornejo Saravia
( del libro: "Contradegüellos" I:
El tren casi fluvial, Eduner, 2016)
Francisco Madariaga (Argentina, Corrientes, 1927- Bs.As.,2000)
IMAGEN: -Humedal del Iberá- Corrientes; fotografía de Amalia Cáceres
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