sábado, 19 de septiembre de 2020

(ABRAZADOS AL FERRARI ROJO)














Entre las arengas e himnos de los electrodomésticos
nos abrimos paso, cruzamos el barrio hecho de carbohidratos
en el que por tantos años nos vimos sin salida.
Luego atravesamos el centro
sitio en el que las articulaciones exigen mercancías.
El retail sudor.
Los semáforos sangre.
Los pastores redención.
Las bocas mc combos.
Los bolsillos manos.

                                                       Los oídos bocinas.
                                                       Los paraderos tiempo.
Los ojos... los ojos como salchichas gigantes se abalanzan unos contra otros
estallando en dinero y plástico fundido,
era ese el epicentro de la universalización.

                            No había duda.Pero nosotros ambos como Odiseo al mástil
estábamos definitivamente atados al Ferrari rojo.
                            Ahora vamos bordeando una costa financiera
en donde las palmeras son holográficas
las olas son de jugo en polvo
y Google se alza como la única bestia del tamaño del mundo.




(EL MUNDO ENTERO COMO UN LUGAR EXTRAÑO)

Suena como croquetas la realidad detrás del Ferrari
Suena y se pierde fundamento luego de sentir el viento que producimos al
desplazarnos.
Bloqueador solar para el sol desde ahora,
Que nosotros los del flamante descapotable rojo
Vamos haciendo unos trucos que brillan
con una potencia que ni en prosa podrían
describirse en toda su insolencia.

  
(Tomado de: Panorama de
Poesía chilena joven, Maraña, Alquimia
Ediciones, 2019)

Felipe Rodríquez


Felipe Rodríguez Cerda (Chillán, 1995). Se inició en la escritura como letrista de bandas punks. Obtuvo el premio Oscar Castro (2017). Publicó la plaquette: ¡Agárrate Aguirre! Fragmentos de una ópera powerviolence (edición de autor, 2014), y el libro: Estela de Cóndores Fosforescentes (edición de autor, 2017). Reside actualmente en la ciudad del Valdivia, donde cursa estudios de antropología y urbanismo.







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