Una laguna por la mañana
No son patos los que nadan
con suavidad
de patos, ni juncos
los que se elevan desde su propia sombra.
Como en un vidrio esmerilado,
sobre la superficie de la laguna,
hay un juego de espejos del que vemos
los contornos, sin esa precisión
que dice las cosas tal cual son.
Es el instante en que estamos
extasiados porque cada uno
carga con su propio artista.
Un animal arisco esa obra
que se esfuma cuando la conciencia toma
las riendas de nuestro caballo desbocado
y somos los de siempre.
Como la ira,
el desencanto,
saliéndose del corazón sin entender
razones
en el instante de saber que las cosas
son lo que son
apagando lo fantástico,
matando el niño que puja por salir.
La bruma asciende con el sol
decididamente
hasta desaparecer en el resto
del paisaje,
vueltas las cosas tal cual son;
patos nadando
o zambulléndose delante de los
juncos
movidos por una brisa
imperceptible.
Una imagen apacible tanto
puede ser la calma
como una batalla en cierne.
Mi
madre
Mi madre era analfabeta,
desconocía a Piaget,
su teoria del desarrollo cognitivo,
y los manuales básicos
sobre psicología infantil.
Cuando niño,
supo darme
penitencias y castigos
necesarios,
advirtiendo que la vida
sería menos condescendiente.
Mi madre fue la primera en advertir
que vivir en este mundo no era fácil,
por eso me enseñó
que ciertas cuestiones
no debían tomarse a la ligera.
Y lo hizo a su modo,
muy eficazmente.
Por eso,
aunque lo intentara,
el mundo no pudo matarme.
Mi madre,
más que tierna y amorosa,
fue acertada, fue justa
en el instinto
de preservar la cría.
Cuidar al
otro
Qué es
cuidar al otro, sino hacer que despierte y vea el sol, aunque arrase la lluvia.
Saber, aunque no estemos a su vera, que dio con la pilcha ideal de su caballo y
confiar, a su vez, en
que la
cabalgata diaria será mansa y sosegada.
Qué es
cuidar al otro, sino complacer lo primitivo de sus deseos. En el agua una pizca
de ternura, junto al pan sus manos, y en el plato rebosante de comida el gesto
que se vuelve solidario.
Qué es
cuidar al otro, sino hacer que se ilumine, porque ha visto nuestros brazos
tendidos a su necesidad; nuestra avaricia robándole sus males, y el cuerpo
desplegado donde pueda descansar.
Qué es
cuidar al otro, sino un acto prepotente de nosotros, sin esperar jamás que el
otro pida nada, hasta verlo apacible, casi al borde de la felicidad en ese
instante. Entonces, sí, sentir la dicha de sabernos en paz.
(Del libro:
“Antes de la caída”, La gran Nilson, Bs.As, 2019,gentileza
del autor)
Patricio
Torne (Helvecia,
Santa Fe, Argentina, 1956) -Reside en Villa Mercedes-San Luis.
Pueden LEER la biografía en entrada anterior del autor (Nota del administrador).
IMAGEN: Autor: MarizabethYanil -Crédito: Getty Images/iStockphoto
No hay comentarios:
Publicar un comentario