Sabor
del vino. ¿Qué nos une sino su esponjoso exceso de voluptuosidades? ¿Cuántas serían? ¿Por qué entran a nuestro asombro como una mariposa en la luz de la plegaria? ¿Qué lenta fascinación extenúa la imaginación de un vértigo? De una noche a otra el día cambia; las noches permanecen. Y en la mañana está otra vez la maravilla de sus
venenos la reflexión de las rosas, suavísimas y nerviosísimas en ese punto de estertor. Sobre las luces chispeantes, bajo los árboles, las sombras de los más cercanos:
el laurel, los 3 plátanos, la araucaria de tres años, la acacia australiana en su segura oscuridad. Los gatos esperan. Custodian.
Hacen espuma con tu sonrisa. Por la radio los ruidos, las descargas silenciosas en
efluvios a pesar de la luz, la Obertura de Oberón, de Webern. (...) Voy hacia el recuerdo por el
vino de la infancia. Por esa soldadura de color rubí que me pegó a mi padre. Sólo la naturaleza me mantiene en esa leve confusion llamada "estado de ánimo". Por ella exijo de un narrador que el clima, que el paisaje, que el olor del aire y su miel.
Y así, tesaurizar las sustancias del
viento que envenenarán el alma; la fiebre de un instante que desorientará la dicha. (...) Nada sabe el amor y en eso te despierta. Nada sabe el ritmo que te invade. Y ese punto soy yo. Quemado por el anhelo de hacerle ver al otro un modelo sin valor. (“Cuando no estemos juntos escribirás; el margen de espuma de un recuerdo presuntuoso será tu nuevo estilo. ") -¿Por qué se interesa tu voz, tu lenguaje? -¿Por qué la mínima apariencia
vital, busca su alerta maravillado en el sonido ? Contra esos gestos la voz que se
enerva busca todavía los ojos, el brío del sentido. Un color es tu silencio. Prodigará el extravío del
misterio si está aún más en tu vino cotidiano: "Hazme el favor de decirme,
oh amor, si mis ojos ven fuera de mí la
belleza verdadera o si tan solo la llevo dentro de
mí. " Palabras de un Miguel Angel
insistente, disuelto en lo más ávido de, una
abstracción al padecer la belleza que no nos toca, que sólo nos instiga. Alguna cosa dirá con su
destello: "ya no recuerdo tú voz'', "ya no recuerdo el contorno de lo que decía tu voz. " Al morder por la naturaleza v
- un cebo que distingue al deseo tal vez como "diapasón", tal vez como "cuidado'' en
toda la cantidad incierta de espera. Oh, amor mío, poetas que leían estas palabras
decían: "A los poetas les
disgustará que escribas Amor mío o…¡Te quiero! Amor
mío... ...En esa voluntad de abismarnos nuestra soledad hizo-palabras. El sueño en nuestros abrazos, en nuestra obscena discusión; puesto que si no: ¿de cuál modo encuentra en nosotros un nombre el dolor? El día volvió en que el amante
reconoce todo su universo como una
estúpida ficción. Desconoce al amado. Sostiene que
sólo hay un punto; el alba es allí el
lentísimo deletreo del Amor a sí. dijiste: “ayer, escuchaba desde
el patio el bullicio de los chicos, que
hacían una lista de invitados para una fiesta,
que tomaban jugos con soda. "El ruidito de los sifones, y las risas...Y trataba de
imaginar si esa risa que yo una vez tuve, la obtendría otra vez."
(De: “La banda oscura de
Alejandro”,
Bajo la luna nueva, 1994)
Arturo
Carrera(Pringles, Provincia de Bs.As.,Argentina, 1948)
Pueden
LEER la biografía en entrada anterior (Nota del administrador).
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