I
Las colinas
programadas sin la torpeza
de los
granos de arena que encerraron el frenesí
y detrás de
los vientos esos latigazos
perdidos
como señuelo.
Qué susurrar
si lo que seduce es transar
enarbolar
las rutas de papel
y el hablar
con perfumes
balbulcear
con los gorgeos de una estatua
terminar los
días convirtiendo la noche.
En la serena
dirección de las miradas
la sugestión
y el olfato han sucumbido
han
preguntado por la cabellera hundida
por sus
cielos encendidos con un fósforo.
II
Colapsos
menores o mayores
horquillas
tan intensas
el juego de
la arena saludando al vigía
perder las
palabras
perderlas
con la consigna de las rocas de tiempo
otro medio
filtrar otra pared de redes
los lugares
que tomaron vecinos recuerdos
esos que no
eran familiares ni atendibles
el hacer las
memorias y sumergirlas
hasta el
canto sin gargantas ni bocas
sin el
empuñar rosas o tiempos de renacidos.
IV
Cómo sorber
esos ángeles que han vencido
al atardecer
sino con el
dominio del sol
con la
vértebra oval tiranizando
a la aurora
rudimento de
sombra para amar los contrastes.
VI
Noche con
las distancias diseñadas con azar
perdurabilidad
de los hechos tempranos
caer apenas
sobre la cresta del sonido
los cuerpos
que fueron armados con silencio
mirar y
hacer dimensiones con el lápiz hallado
toda
distensión toda probabilidad y otra aventura
los cuerpos
han buscado sus justicias
los sones
encontrados las tentativas del cielo
el cauce
para tomar las medidas del asombro
la estrella
que contaba el ritmo y las cavilaciones.
XI
Tuvo un
rostro bajo el sol de menta
y un patín
de vidrio
subiendo la
colina olvidada
y acaso
aquellos pétalos mensajeros
que son
tenaces entre auspicios de hiel.
Para estos
tributos la mañana estalla
los ojos se
vuelven banderas leves
el hechizo
trae sus ruidos conmovidos.
XIII
Es apenas un
amanecer entre los ojos
un decir que
los parientes han partido
uno a uno
hasta olvidar amarnos
que en el
cielo se han abierto las ventanas
y hay otro
sol de corto metraje.
XIV
No es
preciso darse cuenta que el sol escapa
entre las
fisuras de una rodilla abierta
no es tanta
la angustia como la flor
cuando juega
a navegar sobre el silencio:
amado cielo
o amada solicitud
juego de
letras que disimula el sueño
mi saludo y
tus árboles de navidad
en un
argumento sentado en el vuelo.
XV
Es probable
hablar para sentirnos
en restos de
relojes que abandonan el tiempo
es hasta
previsible rodear tu mirada
partir hasta
destinos que no aguardan
vestirnos
con el vaho de una sonrisa.
Total el
mundo es un vidrio de color
capaz de
abrigarse con estruendos.
(De: La sola poesía, Ed. Fraterna, 1985)
Osvaldo
Svanascini (Buenos Aires , 1928–Ibidem, 2015)
Pueden LEER
biografía en entrada anterior del autor (Nota del administrador).
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