10. A á aaa áaaaaaa)
casa con altillo, montaña
nevada, compás,
punta del lápiz, caballete de
pintor, cohete
que parte, barco hundido,
escalera de perfil,
lámpara encendida, telón
entreabierto, línea
que cruza una ruta vista en
perspectiva...
14. Que
cae como granizo
hiriendo el cristalino de esta
postal barata sobre la que
una y otra vez asomo y repito mi
desgastado cucu:
Mujer japonesa que parece una
muñeca
Muñeca japonesa que parece una
mujer
Cigüeñas picoteando una víbora
Estrellas peludas
Pastilla para ahuyentar
mosquitos
Ir descalzo
Olores en el sanatorio
Oso con bozal
Burbujas de jabón con humo
adentro
7 gansos
Poemas cursis que ella recibe
Angeles sobrevolando las olas
14-
Va vaporosa, impalpable
apenas la voz del destello que
un movimiento
dispara
A través de la espesura,
de la variable densidad
hasta que llega a tu sueño -en el que parecés
de su mundo- y te cubre te oculta, como una manta
de bruma húmeda que ensombrece la costa
Deja que la aspires se deja llevar, te habita
»Tenés pies de pato, alguien te
los pega al piso,
se acercan hormigas del tamaño
de ratones
14.
Estaba desesperado, busqué algún tipo de ayuda a mi alrededor pero no
conocía a nadie. No lo podía creer, en medio de semejante disparate debía
además soportar el acoso ensordecedor de ese individuo. Vi que el lugar era una
especie de aeropuerto o terminal de ómnibus. Unos parlantes gigantescos emitían
música a un volumen excesivo. Más tarde descubriría que los cuatro parlantes
que había en el lugar pasaban cada uno música diferente, y todos al mismo
volumen. Miré a la gente para ver si alguien más lo notaba, si a alguien más le
molestaba, pero no, todos conversaban tranquilos, ajenos a esa barbaridad.
Pronto comprendí que integraba un grupo de pasajeros cercado por baúles y
cajas. Me extrañó el verme con ropa que no era la mía, usando sombrero y
prolijamente afeitado.Fue en medio de
disquisiciones de este tipo que vi por primera vez a La alemana. Estaba junto a
un negro alto de turbante. Era una criatura exhuberante, muy alta y rubia.
Mostraba una actitud segura aunque también se insinuaba en ella cierta
imprevisibilidad latente. Durante un par de minutos su imagen me sustrajo de
esa trama inesperada en la
que me veía
envuelto. Pero la ensoñación no duró mucho. Una
palmada fuerte en el brazo y la risa grosera de Aguilera me volvieron a esa
precaria realidad. ¡Que hembrita, eh Bandini? Bandin,
le dije algo fastidiado, sin la i final, de hecho mi apellido es Bandin Ron.
¡Ah, Bandín Ron, un doble apellido, no nos olvidemos por favor del Ron! Eeepa,
¿qué nos pasa Bandido, te me hacés el finoli ahora?
Si seguro es el apellido de tu vieja, que te agregaste sin siquiera saber bien
por qué. El gordo era exasperante, pero ante él, como ante todo lo que allí se
producía me sentía impotente. Sabía quién era pero al tiempo me veía
comportarme como otra persona. Lo miré, no lo podía creer, escúcheme, le digo,
haga un esfuerzo, yo no sé de qué me habla, ni siquiera sé qué hago acá ni en
dónde carajo estoy, entiéndame, se lo ruego.
29. Ella era un prodigio del Japón moderno
de pelo verde y
labios inflamados, ausente
desde siempre
ausente inclaudicable
Criatura serena y
bien dispuesta
que fingía como
nadie la satisfacción
de su fingido
apetito. Ella era
Momoko Mashiba: La
muñeca Momoko
o Momoko a secas
(Acentuando la
primera o: Mómoko)
31. Como un
carnero entre dos chacales hembra,
cuando La alemana sirvió el
licor, al susurro
de su cuerpo rozando la seda
de ombligo desarrollado y
saliente
de vagina estrecha blanda y cálida
carnosa bajo el vello,
.. .que la muñeca me besa y me arranca la
lengua
...que la muñeca viene de la
isla Sado.
33.
Sabés lo que te pasa a vos Roncito, lo que te pasa es que no tenés sentido del humor, vivís dramatizando, de
todo hacés una tragedia, mirarne
a mí, ¿vos te crees
que yo no tengo problemas? Escúcheme, Aguilera, le digo, veo que usted es un
buen hombre, que es así y nada más, pero entiéndame, se lo suplico, cada uno es
como es, y yo me veo aquí involucrado en toda una situación que realmente no
entiendo. ¡Pero no te digo, dice levantando la voz y los brazos, ahí estás otra
vez buscándole la quinta pata al gato! Mirá, Roncito, vamos a hacer una cosa,
para ver si te saco de este estado de lamentable solemnidad te voy a contar un
chiste. ¡No, por dios, le digo, entonces usted no entendió nada, le estoy
diciendo que estoy desesperado, que no sé quién soy ni en dónde estoy y usted
me sale con que me va a contar un chiste!
75. Cuando vuelva a tu lado. La famosa noche del 27 de enero en la casa
de Cáceres en Ballester. En bolas sobre una mesa, después de un saque
desmedido, El negro canta una atrás de otra. Sentada frente a él, La alemana
sigue fascinada el bamboleo de su trompa asesina. El dueño de casa le hace el
culo a La muñeca: chuic chuic chuic... Aunque está demasiado filtrado como para
someter a tan imperturbable contendiente. Se para cada tanto y después sigue:
chuic chuic chuic... En la cocina Roccatagliatta se me acerca y me reclama no
sé qué alquileres. ¿Y ahora me viene con esto?, le digo, aquí somos otros,
estamos en otra. La cabeza de Momoko va a parar abajo de un sillón y queda
aplastada contra una de las patas. En patética postura soporta la embestida. En
su carga final Cáceres opta por abandonar todo estilo. Hija de puta, ya vas a
ver quién soy yo, repite entre desquiciados jadeos. Para cuando El negro larga
por tercera vez con Pecado, La alemana ya se la había llevado a
la boca. Y todo así. Lástima la lluvia y ese final.
87. (.. .que Momoko pide
un brazo de
doce dedos tres anchuras de mano
que se
extienda hasta el final de su gruta
y se la colme
se la cierre al vacío que la ahogue
al inflamarse
en su jugoso guante
(.. .que
Momoko pide
y lo pide todo
quiere apaciguar
su espíritu
refrescarse
los ojos que le inunden la conciencia
con todos los
perfumes ámbar almizcle flores fuertes
como rosas
jazmines jacintos nardos y claveles
quiere que le
suspendan incensarios de oro llenos
con áloe verde
ámbar gris y pastillas de incienso
(. ..que
Momoko pide
distenderse
blandamente hasta los bordes
de la vida y
que él le pida que despliegue
sus encantos
para él cosa que ella le regala como
nadie nunca
antes y que él entonces
se aproveche
se abuse la posea la someta
en ese estado
de agitación y trastorno que la vuelve
a ella
fatalmente exquisita
(.. .que
Momoko pide
y él la
complace la pone de rodillas
como para
rezar la frente rozando el piso
la grupa
alzada como cobra cebada
—¿te gusta
así? —le
pregunta él
—Sí —parecería murmurar ella
entonces ambos
milagrosos se diluyen
en la plena
satisfacción.
(Del libro
El cerebro mágico, Ed.Último reino, 1999,Bilingüe
(francés-castellano)
César Bandin Ron
César Bandin Ron nació en Buenos Aires en 1948 y murió en
la misma ciudad, en 2019. Poeta, narrador, periodista, artista plástico,
diseñador editorial y docente. Ha participado en la fundación de varias
publicaciones de arte y literatura ,Lyra, Pluma y Pincel, Artistas, Artemas,
Calendario Cultural Boehringer Ingelheim, Revista de Poesía, DoDó/Vida de
Artistas...), así como de algunas instituciones de educación artística (Escuela
Superior de Diseño y Comunicación, Escuela de Fotografía Profesional
"Fotodesign" y el Centro de Estudios Avanzados en Música
Contemporánea (CEAM). Como periodista cultural, y en diferentes épocas, ha sido
colaborador de los diarios Clarín, La Prensa, La Opinión, Perfil y El
Economista. Ha publicado unos quince libros entre poesía, infantiles y ensayo
sobre arte. Ha obtenido, entre otras distinciones, el Premio Consagración
Nacional en el rubro Producción Artística y Literaria. Parte de su obra poética
editada: Dominios naturales (1982), La jaula de los monos a las 3 de la mañana
(1985), El globo de la muerte (1993), Collage de la nadadora suplicante (1994),
Canto desigual del ganso (1997), Plancton, junto al artista plástico Adolfo
Nigro, (1998), El cerebro mágico (1999), Cheroquee y Sistema de alucinaciones
(2005), la antología Sumamente hormiga (2006); Oh, Yo, mi efímero Dios (2011) y
Poesía y virtud (2013).
No hay comentarios:
Publicar un comentario