Para Selene
I. PARTITURAS
Gramilla
Olas vibrantes de piel
pegándose y despegándose
quieren volver
a su estado original.
Pecho abierto mariposa:
bolsillos en los que hay
marcas de agua
partituras.
Y el túnel de un instrumento de cuerdas
uniendo el pequeño jardín
con mi interior.
Cuando el corazón se desplaza en un instante infinito
¡Oh, qué placer se propaga! Como si la cápsula del cuerpo se abriera y sus fluidos se trasladaran sin rumbo. Libertad breve y absoluta. Agujeros negros como en las plantas de mi patio frente a las que escribo mientras entrelazan sus almas —tonos claros, oscuros— invitándome a puentes invisibles. La luz de la nube desciende, se expande única y rueda con absoluta libertad ¡Qué maravilla!
Lluvia de cenizas sobre el mundo
De manera invisible
el cuerpo de algunos seres
se constituye
en cientos, miles de pequeñas
placas
carbonizadas:
brillantes
frágiles
crujientes.
Como el de la paloma gigante
en medio del patio.
El corazón absorbe
las partículas negras.
Nada lo detiene.
Detrás del ventanal esmerilado
Puntitas triangulares hamacándose
un foco de pinos
fantasmal
¿se ve?
¿se piensa?
¿existe?
Agua turquesa
subiendo a borbotones
en amalgama
con la luz matinal.
Y si alguien cortara
este paisaje de puro papel
un corazón de pájaro raído
sangre y desazón.
Brillan los seres en la sequedad
adormilada del otoño
Los espíritus flexibles danzan
un volcán se ha activado en mi cerebro
veo mis pensamientos arrastrados
por un líquido negro.
Roja lava perpetua.
En la Casa de la Poesía
Cuando me tiro de cabeza
a la pileta
mis piernas se dan vuelta
y caen
lento
como ahora las agujas del reloj.
El agua y el aire
por un instante
tienen
la misma densidad.
Voy hasta el fondo
y regreso a la superficie
en una sola dirección,
a toda velocidad y con los ojos
bien abiertos.
El cielo está turbio
se apaga.
Respiro
las flores del aromo
flotan.
En una nube muy cerca de la tierra
Una muestra de palabras ya dichas
olvidadas
contemplo los bordes de las letras
sin poder acceder al significado.
Palabras-matriz.
Palabras-raíz.
Palabras sin corazón.
(Del Libro "Agua turquesa",
a: capela ediciones, 2022)
Selva Dipasquale
Selva Dipasquale nació en la Provincia de Buenos Aires en 1968. Vive y trabaja en la Ciudad de Buenos Aires. Es abogada (UBA), poeta y curiosa de diversas artes. Publicó La sombra de la mano (Zindo & Gafuri, 2015); La disipación (Recovecos, 2012); Ballyhoo (Melón, 2012); Meditaciones en el Bosque (Ediciones en Danza, 2007); Paraselene (Vox, 2005); Camaleón (Tsé-Tsé, 1998);Teoría de la Ubicación en el Espacio (Grupo Seis Sellos, 1994) y, junto a Tamara Domenech, Poética de los Oficios y Tallar te obliga a pensar en las cosas (A Capela 2020). Integra diversas antologías de poesía argentina. Coordina los sitios de divulgación
La infancia del procedimientoo.blogspot.com/ y El infinito viajar, revista blog en la que lleva adelante la sección de poesía Paraselene. Traduce poesía italiana para el blog El arte de una posibilidad. Y desde abril de 2020 administra una Biblioteca virtual -Face.
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