Si supiera para dónde vine,
amor,
para dónde caigo,
para dónde podré volar.
Raspado,
amor,
dañado por esa mano,
golpeado por un viejo calor,
estropeado, sin duda, por unos días más
o menos.
Quisiera seguir
sin sentido,
amor,
para ir eligiendo
o mendigando amor;
eso que realmente sirve,
lo que vale la pena.
Francisco Urondo (Argentina, Santa Fe, 1930 - Mendoza, 1976)
No hay comentarios:
Publicar un comentario